A pesar de que el flamenco es algo que asociamos con Andalucía, Madrid es la capital de este baile, como nos contaban hace unos días en el Café de Chinitas, uno de los tablaos flamencos más carismáticos y con más solera de la capital.

Allí, Mara, la propietaria, nos contaba que muchos de los grandes nombres del flamenco habían pasado por su Café de Chinitas, haciendo de éste casi un lugar de culto para el aficionado. Y es que, como nos decían, si alguien que se dedique al flamenco quiere hacerse famoso, ha de pasar por Madrid.
¿Y qué hacía yo allí? A través de una amiga, el Café de Chinitas nos invitó a un pequeño grupo a disfrutar de una cena con espectáculo flamenco, pero con una particularidad. Llegamos un rato antes de que abrieran para el primer turno, y allí, en el propio tablao, Sole, una de las bailaoras, se esforzó en enseñarnos unos pasos básicos para bailar rumba, por hacer algo sencillo.

Debo decir que a Sole le sobraba arte por los cuatro costados, pero los alumnos éramos los que éramos, y en concreto yo, que como dirían los anglosajones, tengo dos pies izquierdos, no me veía capaz de dar ni un sólo paso. Pero de perdidos al río, y pese a la vergüenza, no me arredré y traté de hacerlo lo mejor que pude.

Luego ha habido muchas risas (no sé si conmigo o de mí, no me hagáis pensarlo dos veces) en las redes sociales por parte de mis «compañeras de clase», sobre lo bien que lo hice, y la gracia innata y el buen humor que derroché. Lo del buen humor desde luego, porque si no me río yo de mí el primero, lo iban a hacer otros. Lo de gracia, arte o demás, pues como que no.

Lo interesante vino luego, mientras cenábamos un menú a base de cecina, croquetas, queso de cabra con cebolla caramelizada y uno de los platos clásicos del Café, la paella, que la verdad es que estaba muy buena. Y es que entonces pudimos ver a los bailaores, cantaores y guitarras del Café de Chinitas, que me encantaron.
Curiosamente, no soy yo muy aficionado al flamenco, pero sin embargo ya he estado en varios espectáculos a lo largo de mi vida, en Madrid y en Granada, y siempre los he disfrutado mucho.

Me encantó el sonido de esa guitarra española del comienzo, para ir creando ambiente, aunque lamentablemente el público estaba recién llegado y estaban compartiendo chismes, chanzas y demás historias, y no le prestaban mucha atención. Pero yo lo disfruté a tope.

Luego hubo varios espectáculos, no demasiado largos, lo que está muy bien pensado porque de esa forma se le da al público un poco de todo, sin llegar a aburrirle: hay bailes individuales, luego tenemos a Diego Llori, un bailaor que hace algo muy diferente de lo que hacen las bailaoras, luego Antonia, hija de El Pescailla y su primera mujer, cantó María de la O. Después, espectáculo en parejas y con castañuelas.

Quizás porque Sole había sido nuestra profesora, aunque fuera durante media horita, fue la que más nos gustó a todos. Su taconeo a toda velocidad pero sin apoyar las plantas de los pies, sólo sostenida sobre sus tacones, fue impresionante y nos dejó a todos boquiabiertos.

Y cómo sería que todas mis acompañantes salieron del Café de Chinitas dispuestas a volver para recibir clases particulares de baile flamenco. Mira que a mí me gustó mucho, y que según parece, lo hice muy bien. Y claro que volvería. Pero dejadme que yo disfrute del arte que hay entre esas paredes, y que los que de verdad saben bailar se dejen la piel allí, que yo desluciría el local a buen seguro :)

Fue interesante también la charla sobre las dificultades que la economía actual pone sobre este tipo de establecimientos, porque al tener licencia de espectáculos, el IVA con el que tienen que gravar todos los precios es del 21%, a pesar de que en hostelería sea del 10%. La comida allí también lleva el 21%. Y no pueden abrir hasta las 17 horas, con lo que no pueden dar comidas.
Esto no sería tanto problema como una elección de negocio si no fuera porque existen, como siempre, locales que burlan la legalidad, abriendo a la hora de la comida, y haciendo el espectáculo flamenco en una habitación aparte, con lo que pagan menos IVA y pueden tener horarios más amplios, lo que al final puede quitar público a los establecimientos que han decidido cumplir la ley.
Todas las fotos las tenéis en mi Flickr, por si queréis echar un vistazo.