Bergen es, posiblemente, la puerta más importante a los fiordos que hay en Noruega. Cuando llegas en ferry, como nosotros, no paras de ver cruceros y más cruceros, que se arremolinan alrededor de las aguas que rodean a la ciudad. Y al final del muelle encontramos Bryggen, el antiguo muelle de la Liga Hanseática en la ciudad, maravillosamente preservado.

Y es que esas fachadas de casas de colores diversos es uno de los principales reclamos turísticos de esta ciudad. No en vano en 2011 recibió, según Visit Norway, casi 700 000 visitantes. Además, es uno de los lugares declarados como Patrimonio de la Humanidad en Noruega.

Nada más verlo parece mentira que esté tan bien preservado, y nos traslada a otra época más intensa y peligrosa, casi sacada de un libro de aventuras de marineros y corsarios. Pero hay mucho más que lo que se ve a simple vista, porque para el visitante primerizo pudiera parecer que Bryggen, cuya traducción es precisamente «muelle» o «embarcadero», se compone sólo de la hilera de casas a pie de calle. Y nada más lejos de la realidad.

Entre cada dos casas hay pequeños pasadizos o calles que nos permiten explorar el interior de este fantástico puerto comercial, en el que podemos ver cómo todavía se conservan las poleas en los tejados de las casas, para poder subir las mercancías con las que la Liga Hanseática comerciaba. Parecido a lo que ocurre en Amsterdam, pero en este caso, esas poleas sólo las vemos cuando entramos dentro del barrio. Podemos ver los balcones de esas construcciones y el entramado de escaleras para subir a ellos. Cuando pasas dentro, es como hacer un viaje al pasado.

Hoy en día lo que vemos por allí son tiendas de artesanía y de recuerdos, ideal para llevar algo de vuelta a la familia y amigos tras visitar la ciudad, aunque también nos encontramos con Bryggen Tracteursted, el restaurante más antiguo de Bergen, que data de 1708, así como muchos otros restaurantes y terrazas en la zona de la calle. Y no podían faltar cientos de turistas a todas horas, recorriendo esas calles repletas de casas de madera.


La pena es que, aunque esta zona de la ciudad está muy concurrida por locales y visitantes, Bryggen ya no da directamente al fiordo, sino que hay una carretera y aceras. Podéis imaginar lo precioso que tenía que ser hace varios siglos, pegado a las aguas del fiordo. Aunque seguramente para los comerciantes de entonces sería menos romántico que lo que nosotros podemos imaginar.

Cuando la Liga Hanseática se estableció en Bergen, se les cedió esta zona, donde construyeron estas casas, allá por el año 1360, para gestionar el comercio desde y hacia Bergen. Lo curioso es que entonces Bergen tenía una población de unos 3000 habitantes, con lo que se les impuso una prohibición a los mercaderes, y es que no podían ir a Bergen con sus familias, porque había unos 1000 comerciantes y entonces, si sumamos mujer e hijos, hubieran sido una población mayor que la de la propia ciudad.

También se prohibió que hubiera contacto con las mujeres locales, y lógicamente esta última prohibición fue algo más difícil de cumplir, teniendo en cuenta que estábamos hablando de un puerto de hombres exclusivamente. Así, a día de hoy sigue habiendo gente en Bergen que tiene apellidos de origen alemán, que se remontan a aquellos mercaderes de la Liga Hanseática.

Y como todo es de madera, los incendios siempre han sido protagonistas en Bryggen, y más si tenemos en cuenta que antaño, la gente hacía fuegos en el interior de las casas de madera. Quizás no había otra manera de calentarse en invierno o de cocinar alimentos, pero pese a todo, era buscarse los problemas. Y claro, así pasaba, que había incendios con mucha frecuencia. Eso sí, cada vez que ha habido uno, se ha intentado reconstruir todo utilizando métodos y diseños de entonces, para que el muelle no pierda su encanto. Y aun así, sigue habiendo 62 edificios que se conservan de lo que fue el muelle comercial de Bryggen.

Por cierto, además de tiendas y restaurantes, Bryggen también tiene museos. Por un lado está el Museo Bryggens, que alberga los restos medievales excavados en la zona, y luego el Museo Hanseático, en uno de los edificios del propio muelle, que nos muestra la vida de un comerciante del siglo XVIII.
Y por supuesto, entre sus coloridas fachadas, unas caídas para un lado, otras para otro, Bryggen es una postal perfecta y posiblemente el lugar más fotografiado de toda la ciudad. Realmente es precioso a cualquier hora del día, pero si investigáis a qué hora se pone el sol, cuando los rayos son más oblicuos y aportan tonos dorados a las fachadas, entonces Bryggen sí que parece sacado de un sueño.
Por si queréis ver más fotos, tengo un set en Flickr sobre Bryggen con varias imágenes más.
Vaya sitio precioso, ¿no? Y eso que normalmente los pueblos que están tan volcados en el turismo no me atraen, pero es que si tienes pasadizos de piratas en la parte de atrás de los edificios la cosa cambia ;)
Me recuerda un poco a los pueblos de cerca de Amsterdam que no tienen nada que ver con Amsterdam: Marken, Vollendam, Edam y demás.
Gracias señor, la verdad es que el sitio es precioso, sobre todo por esos pasadizos, es que parece que entras en otra ciudad :)
Y fíjate, esos otros pueblos que me comentas no los conozco aún!
Que bello lugar!
Sin duda alguna, Fausto :)
¡Que buenos recuerdos me han venido leyendo tu artículo y viendo tus fotografiás!
Un abrazo.
yo voy a ir a finales de agosto espero poder disfrutar de todos estos pueblos
Ahora que ha pasado un tiempo prudencial, habrá que ir pensando en volver… :) Muy buenos recuerdos del viaje, y, por supuesto, de la compañía, que vuelven al ver y leer esta entrada.
Saludos!
Preciosas fotos. Yo acabo de llegar a Bergen hace apenas una hora y estoy deseando que llegue la mañana para ir a visitar esos lugares que tú has retratado tan bien.
Y mucho ánimo, por cierto. Todos merecemos ser felices.
[…] numerosas entradas en blogs sobre Bryggen. Recomiendo visitar Profundidad de Campo por sus fotografías y Diario del Viajero por […]