Burnout, hamburguesas en Madrid con fantástica carne

El mundo de la hamburguesa en Madrid está que arde, sobre todo alrededor de la Glorieta de Bilbao, con una impresionante concentración de restaurantes especializados. Burnout es el último restaurante especializado en hamburguesas en sumarse a la locura, pero no el último. Y lo hace con interesantes mimbres.

Burnout, que cuando lo visité por primera vez llevaba abierto un mes y medio, es la apuesta de varios socios que ya conocen el mundo de la restauración, ya que, entre otros, son propietarios de Whitby. Según me dijeron, el socio que tuvo la idea de abrir un restaurante de hamburguesas, era socio de un conocido bufete de abogados y acabó tan quemado (burnout), que decidió ponerle este nombre a su restaurante.

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Lo más curioso es que hace algún tiempo estuve charlando con alguien que me pedía consejo sobre panes y otros aspectos relacionados con el mundo de la hamburguesa. Recuerdo que hablamos de los potato roll de Shake Shack. Y cuál fue mi sorpresa al ver que esta persona era uno de los socios detrás de Burnout.

El local

Ahora que hace bueno y que apetece estar en la calle, puede ser interesante sentarse en la terraza que tiene Burnout. El interior, a primera vista, se ve pequeño, pero engaña, ya que el restaurante cuenta con una planta inferior con mucho más espacio.

El problema es que en la planta calle las mesas son altas con taburetes que, si bien no son de los más incómodos que he probado, sí son más incómodos que las sillas normales. Preguntamos para bajar a la planta inferior pero nos contaron que, por el momento, y debido a la instalación de aire acondicionado, la planta inferior es bastante más calurosa aunque al parecer esto ya lo han resuelto.

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La decoración es sencilla pero con detalles curiosos, como un rollo de papel donde escriben la carta y recomendaciones del día y que puede ir cambiando en función de la temporada, una cabeza de robot, etc.

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Pero sin duda, es en la planta inferior donde se ve el grado de frikismo de los dueños, con carteles de las películas de la trilogía clásica de Star Wars, entre otras cosas. Sin duda una decoración más que interesante aunque es una pena que, al menos cuando yo estuve, todavía le estuvieran sacando poco partido.

La carta

La carta no es excesivamente grande pero tiene varias de las cosas que esperamos de un restaurante de este tipo, como alitas de pollo, tiras de pollo y nachos. Y casi hay que decir, como novedad, que no tiene tequeños ya que sus dueños no son venezolanos (cosa rara, porque los restaurantes de hamburguesas de dueños venezolanos están proliferando como las setas). Los aros de cebolla, que estaban presentes en nuestra primera visita, ya se han quedado fuera porque están investigando para conseguir algo con la cebolla más interesante. Y otra cosa que ha cambiado es que ya no hay medias raciones.

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Son bastante rápidos sacando los platos, sobre todo los nachos que pedimos (media ración, 6,95 euros, aunque actualmente ya sólo se pueden pedir raciones enteras), que vienen con guacamole, queso fundido, chili, pico de gallo y crema agria. No están malos, sobre todo porque el guacamole está muy bueno, pero la salsa de queso y los propios nachos me parecieron mejorables.

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De postre tienen varias tartas que, aunque no las hacen ellos, si las hacen expresamente para ellos en una pastelería artesana. Probamos la Guiness (sic) Chocowow, una tarta de chocolate a la cerveza (5,5 euros) que, aunque buena, resulta densa en exceso. También pedimos un batido de Oreo de 250 ml (3,75 euros), uno de los dos tamaños que tienen, que estaba muy bueno.

Las hamburguesas y el pan

Pero vayamos al plato estrella. Las hamburguesas de Burnout vienen en un único tamaño: 180 gramos (se puede hacer doble por 4,5 euros, el llamado allí Protein Shock). Inicialmente las tenían de dos tamaños (155 gramos y 215 gramos) pero con la pequeña cocina, esto complicaba la logística. Tienen la opción de menú infantil (6,9 euros), que es el que pedimos para el pequeño de la casa. Este menú infantil viene con hamburguesa de 100 gramos con queso americano (aunque se puede pedir con nuggets de pollo de corral) y añade patatas fritas, refresco o zumo. Eric dijo que la hamburguesa le gustó mucho. Todas las hamburguesas vienen con patatas fritas caseras con sal al romero o, si lo preferís, podéis cambiar las patatas por ensalada.

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Nosotros pedimos la Chimole de 215 gramos (10,9 euros), que viene con guacamole, queso cheddar curado, cebolla frita y salsa chipotle y, como ya decía con los nachos, el guacamole estaba muy rico y sumado a una buena carne, hizo que la hamburguesa fuera muy satisfactoria. Quizás eché en falta que la presencia de la salsa chipotle, que es picante, se notara un poco más, porque le faltaba pegada.

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La otra hamburguesa que pedimos fue la Burnout Smokin, de 155 gramos (9,25 euros), con bacon, lechuga, queso cheddar curado, cebolla caramelizada, pepinillo, smoky mayo y salsa bbq, también muy buena.

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El pan es artesano y de tipo brioche, muy espojonso y no excesivamente dulce. Yo reconozco que a veces me satura tanto brioche como pan de hamburguesas, pero debo reconocer que en este caso es de los mejores que he probado dentro de ese tipo y además venía tostadito con mantequilla -o más bien caramelizado-, como debe de ser para darle mejor sabor al conjunto y para que absorba mejor los jugos de la carne sin desintegrarse. Este pan es la primera incursión de Madre Hizo Pan en el mundo de los panes de hamburguesa y es el fruto de 4 meses de pruebas entre el conocido obrador y los dueños de Burnout hasta dar con una receta que contiene algo de patata (sin llegar a ser un potato roll). Eso sí, aunque el pan es fantástico, para una hamburguesa doble, la parte de abajo desaparece.

De todas formas aquí la estrella es la carne, que en Burnout es vaca vieja (aunque en la carta mencionan buey). Inicialmente la carne venía de la Sierra de Guadarrama, en Madrid, aunque ahora es carne de vaca rubia gallega. Mi única crítica en este caso viene por el tema de la nomenclatura. No hay necesidad de vender al cliente algo que no es y la vaca vieja creo que cada vez es más valorada por los que nos gusta la carne. Quizás Burnout es el único restaurante de todos los que he visitado de hamburguesas donde el punto de la carne viene, quizás, un poquito por debajo de lo pedido. Pedimos las nuestras al punto y, si veis las fotos, quizás venían al punto menos, pero igualmente estaban fantásticas (y mucho mejor que si te las traen a mayor temperatura).

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Por lo que pregunté todos los días les llegan las piezas de carne y la pican en el local, sin llegar a congelarla nunca. El hecho de que la piquen allí -una sola vez, para que no quede un picado demasiado fino- y decidan ellos qué tamaño darle al picado hace que la carne quede suelta y muy jugosa. Además, y por lo que me comentaron, son también el primer restaurante de hamburguesas que conozco en Madrid que no utiliza una única pieza de vacuno para formar sus hamburguesas (aguja o babilla es lo más típico). Aquí, como ocurre en otros restaurantes en Estados Unidos como el propio Shake Shack o Minetta Tavern, utilizan carne de varias piezas diferentes para conseguir un resultado perfecto. Evidentemente, qué piezas utilizan es su secreto mejor guardado.

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Pero sí es cierto que, comparado con otro restaurantes, aquí la carne tiene sabor a carne y resulta mucho más suelta que en otros donde las hamburguesas, aunque también frescas, llegan ya formadas al restaurante desde el carnicero o proveedor de carne. Lo que menos me gusta son los platos de las hamburguesas. Esas fuentes metálicas ovaladas, al menos a mí, me tiran un poco para atrás.

Luis
Luis

Luis es el fundador y director de Japonismo.com, la mejor página web sobre Japón. Tiene un máster en estudios contemporáneos de China y Japón y además es ingeniero de telecomunicación. Antes de dedicarse a Japonismo fue program manager en Google, en Londres.

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2 comentarios

  1. No veo que aporte mucho a la burbuja de restaurantes hamburgueseros de la capital. Yo desde luego me quedo con las del Home Burger y las de Goiko Grill. Las del Peggy Sue para mi están buenas y son baratas y comibles a mano, aunque inferiores. Las del Alfredo´s no entiendo porque tienen tanta fama, quizá sea ese saborcillo a carbón.

    En resumen, uno más al elenco de hamburguesas buenas y caras. Solamente decir que el Shake Shack en mi opinión no tiene buen género, es un poco ploff. Para hamburguesas buenas y baratas las del Mburguer de Chicago, deben tener algo prohibido de lo ricas que están.

    • Bueno, a mí me aporta lo que digo, que usan mejor carne que muchos y que son los primeros, hasta donde sé, que utilizan piezas diferentes para conseguir una hamburguesa más redonda. Con Goiko estoy de acuerdo, pero Peggy Sue me parece que son normalitas y no llegan al nivel y Home Burger, pequeñas, pasadas de punto (todas las veces lo pasan) y excesivamente caras.

      Sobre Shake Shack, para gustos los colores, pero para el precio que tienen, utilizan carne del proveedor más afamado y una mezcla exclusiva de piezas para conseguir un gran resultado. Alguien que quiere ofrecer un producto de baja calidad no se toma las molestias de probar hasta dar con una mezcla de piezas. Es otro estilo de hacer hamburguesas, presionando la carne contra la parrilla en lugar de un trozo de carne grueso, pero a mí me parece de una gran relación calidad-precio.

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