Los bosques boreales fueron una de las cosas que más me impresionaron de mi visita a Skellefteå y a otras partes de la Laponia sueca. Mirases donde mirases allí estaban, majestuosos, repletos de lagos muchos de ellos sin nombre en los que pescar o, simplemente, relajarse.
Y entre ellos, podemos encontrar carreteras a menudo rectas hasta donde alcanza la vista, que te dan la sensación de que estás en un mundo diferente. Y desde luego que lo es, acostumbrado a la gran ciudad, estos paisajes transmiten tranquilidad y una falta total de prisas.

Esta carretera la recorrimos después de haber visitado el centro sami de Båtsuoj y de haber pescado en un lago cerca de Arvidsjaur. Estábamos conduciendo de camino a Svansele, donde iba a pasar la noche y entonces llegó el atardecer. Un atardecer casi permanente porque aunque a finales de julio ya no había sol de medianoche total, los días seguían siendo muy largos.
De hecho, en aquel momento, y aprovechando que estábamos totalmente solos en aquella carretera en mitad de los bosques boreales, le pedí a Saleta, mi guía de Destination Skellefteå, que parase el coche. Y me bajé para hacer unas cuantas fotos antes de continuar nuestro camino. ¡Y cómo me alegro de haberlo hecho!