En la Laponia sueca, entre las ciudades de Arjeplog, Arvidsjaur, Sorsele y Malå encontramos el centro sami de Båtsuoj, en un paisaje rodeado de bosques boreales de pinos y preciosos lagos y, sin duda, una de las actividades más interesantes que podéis hacer si visitáis esta región de Suecia.

Este centro está gestionado por Lotta y Sony, un matrimonio sami que se dedica a enseñar a sus visitantes cómo viven los samis, los pobladores autóctonos de esta parte de Europa y su especial relación con los renos. Y es que del reno se aprovecha todo, la piel para ropa y calzado, los huesos para hacer cuchillos y artesanía, la carne para alimentarse, pero además son animales de compañía también. En cierto modo, el pueblo sami no podría haber prosperado y sobrevivido sin el reno.

De hecho, en la entrada, antes de adentrarnos en lo que es el centro propiamente dicho, podemos ver que hay cornamentas de reno a la venta, por si alguien quiere llevarse un recuerdo típico de Suecia y el pueblo sami de vuelta a casa.

Allí podemos ver las cabañas típicas sami, que reciben el nombre de kåta en sueco o gahtie en idioma sami y hasta podemos tomar el almuerzo dentro de una de ellas, por supuesto con carne de reno, sentados en pieles de reno mientras vemos el sol filtrarse por la abertura superior de la cabaña.

En mi caso yo disfruté de una de estas comidas, cocinada por Sony, sobre la típica plancha metálica que se coloca sobre la hoguera. Pude probar dos tipos de carne de reno diferentes, con patatas y una salsa casera hecha por Lotta a base de arándanos que estaba deliciosa.

Pero sin duda, además de la comida, lo especial era poder hacerlo sentado sobre las pieles de reno, dentro de esa cabaña y charlando con Sony sobre la historia del pueblo sami y sus tradiciones, sobre su bandera y lo que representa. Cada color de la bandera representa uno de los cuatro países en los que vive la población sami, y los dos semicírculos, uno azul y uno rojo, representan la luna y el sol, de gran importancia en las tradiciones sami.

Allí también me enteré de que el extremo de la cabaña opuesto a la entrada, donde hay un arcón de madera donde se guardan utensilios de cocina, es un lugar sagrado y no se puede cruzar de un lado al otro de la cabaña por encima de él. Tenemos que dar la vuelta por el lado contrario.

Estas cabañas, en función del tamaño, son de forma cuadrada u octogonal y están construidas enteramente de madera, con techos inclinados para no acumular nieve en lo más crudo del invierno. Estas paredes inclinadas se apoyan en una base también de madera y para entrar debemos subir un pequeño escalón.

Existe también una cabaña más convencional, pensada para los visitantes con problemas de accesibilidad aunque también puede ser una idea interesante si alguno quiere pasar la noche por allí pero no le convence lo de las pieles de reno y una cabaña con abertura en el techo. Esta cabaña convencional está frente al lago con unas vistas preciosas. Aunque sinceramente, todo el centro tiene unas vistas increíbles.


También podemos pasear libremente por el centro sami y acercarnos hasta su lago. Allí hay una especie de balsa para cruzarlo que lleva una cuerda de la que tiramos hacia un lado o hacia el otro para moverla. Todo muy tradicional. Eso sí, cuidado con no desestabilizaros porque os iréis al agua :)

También podemos acercarnos al lugar donde están los renos y hasta entrar en el vallado y movernos entre ellos. No hay nada de lo que preocuparse porque estos renos están domesticados y se dejan tocar sin problemas. Allí podemos saber más sobre la especial relación que tiene el pueblo sami con estos animales y cómo son sus patrones migratorios, puesto que en invierno suelen estar en la costa, donde hay menos hielo para llegar al pasto y en verano se mueven hacia el interior (porque además así evitan a los molestos mosquitos).

Así, cada familia sami o grupo de familias, controlan un rebaño de renos y tienen asignado una zona de pasto para los renos tanto en invierno como en verano. Existen mapas, que se pueden ver en el centro sami de Båtsuoj, que delimitan estas zonas para ambas estaciones. Lo curioso de las mismas es que no tienen en cuenta las fronteras entre los cuatro países que cuentan con población sami (Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia).

En este centro sami podemos hacer varios tipos de experiencias, según el tiempo de que dispongamos y del dinero que nos queramos gastar, claro. Una de ellas es la de pasar la noche en una de las cabañas sami, durmiendo en un saco de dormir sobre pieles de reno y con una hoguera encendida en el centro de la cabaña. El precio es de 1100 coronas (115 euros) e incluye el alquiler del saco, la cena, el desayuno y la utilización de barcas para pescar en el lago.
Para los que no quieran pasar la noche completa pueden optar por la visita larga o la corta. En la visita larga, de unas 4 horas de duración (690 coronas o 72 euros), se puede participar en muchas de las actividades diarias de los sami como el ordeñar renos o cocinar en la cabaña, mientras se aprende sobre la vida sami.

La visita corta dura alrededor de 1 hora y media y cuesta 350 coronas (o 37 euros). En ella lo que hacemos es acercarnos hasta los renos y visitar las cabañas y los espacios de almacenamiento de comida o njalla, finalizando con un café al aire libre alrededor de una hoguera mientras comemos carne seca de reno.

Estos espacios de almacenamiento o njalla son muy curiosos, porque están a cierta altura y se encuentran soportados por un único poste de madera. De esta forma, los animales no pueden entrar y comerse lo almacenado. Para acceder a ellos, en lugar de una escalera típica, lo que hay es otro tronco con indentaciones para poder apoyar los pies según se realiza la subida.

Existe otro paquete que también incluye cena y noche en la cabaña, pero centrado en el chamanismo, la religión propia de los samis, en el que nos contarán todo sobre sus tradiciones religiosas, por 1500 coronas (unos 157 euros). Y uno centrado en la recolección de hierbas y bayas en el bosque boreal, en el que aprenderemos cómo se utilizaban para preparar medicinas naturales, con comida incluida, por 690 coronas.

En lo referente al idioma, toda la familia habla inglés perfectamente y todos estos nombres típicos de lo que allí encontramos no tenéis que preocuparos por ellos, porque en cada construcción hay un letrero con el nombre. Sencillo y efectivo para recordar cómo se llama cada cosa.
El único problema es que está a unas dos horas en coche de Skellefteå, con lo que tendríamos que alquilar uno si queremos llegar hasta aquí. Pero creedme, merece mucho la pena y ya que estamos en la Laponia, ver cómo sus habitantes indígenas han mantenido su identidad y sus costumbres, adaptadas al mundo moderno, es fantástico.
En 2014 hubo vuelo directo de Girona a Skellefteå aunque este año, si queremos ir, lo mejor es hacer escala en Stansted en Londres, desde donde sí hay vuelo directo. Esperemos que pueda volver a haber vuelo directo. De esta forma, contactando con la oficina de turismo, si queremos ir hasta el centro sami de Båtsuoj no tenemos más que preguntarle y nos orientará sin problemas.
Muy muy muy bonitas las fotos. Yo sólo he estado en el sur de Suecia, pero espero aventurarme algún día y conocer el norte y tu entrada me ha motivado más aún si cabe :-)
Muy interesante lo del pueblo sami, y un puntazo que Saleta reciba a los españoles en el aeropuerto…
¡Saludos!
Gracias Joaquín!
El norte es una pasada, los bosques en verano son preciosos (en invierno es otro rollo, pero por lo que me contaron, con motos de nieve por doquier y demás, también genial :D)
Lo de Saleta es genial, sí, es una gran iniciativa porque ya que es el único vuelo directo, es una manera fantástica de que no se sientan perdidos los españoles que llegan allí :)
Ha debido de ser un viaje impresionante. Además que da la sensación que pudisteis disfrutar de un tiempo excelente. Muy buen reportaje.