Hace ya cuatro años estuvimos unos días en Burgos visitando a nuestros amigos Mar y Pedro, y los más viejos del lugar tal vez recordaréis haber leído sobre ello en Puente Aéreo. Y en esta visita pudimos disfrutar de las fiestas más típicas de esta ciudad, los Sampedros, que duran varios días y son muy, muy entretenidas.
Pero nuestra sorpresa fue mayúscula, sobre todo la de Laura, cuando de entre todas las actividades que había programadas vimos que había un correfoc, una típica tradición catalana, valenciana y balear, llevada a cabo por los Diables de Terrassa.

Para los que no sepáis mucho de que va esto, desciende de los Balls de Diables catalanes del siglo XII y en todo correfoc la pirotecnia es uno de los aspectos más importantes, y por eso los diables llevan trajes especiales que les protegen de las chispas que caen constantemente, y por eso, aunque merece la pena acercarse y verlo (y escucharlo) bien de cerca, hay que tener un poquito de cuidado.

Realmente es una tradición espectacular que merece la pena ver, y cuando además puedes disfrutar de ella en un lugar tan atípico como Burgos, y en la compañía de buenos amigos, pues todavía te deja un recuerdo más marcado.

Espero que las fotos os gusten, que aunque tienen 4 años, no habían visto la luz todavía. Es lo que tiene que el blog estuviera en barbecho, que al no haber sitio donde mostrarlas, tampoco me acordaba de ellas. Están hechas con trípode, evidentemente, para conseguir que se plasmen las chispas en todo su esplendor, aunque van tan rápido que con exposiciones de medio segundo ya había suficiente.