Sin duda alguna el Parque de las esculturas de Vigeland, a veces simplemente Parque Vigeland (Vigelandsparken) es una de las principales atracciones turísticas de Oslo, la capital de Noruega. Porque además de ser precioso, está abierto todo el año y la entrada es gratis.


Y no hablamos de un parque cualquiera con unas pocas esculturas, sino del mayor parque de esculturas del mundo firmadas por un único artista, Gustav Vigeland, que realizó más de 200 esculturas en bronce y granito.
Este buen hombre no sólo se encargó de las esculturas del parque, sino que también estuvo a cargo del diseño y planificación del entorno arquitectónico y los terrenos circundantes, con prados extendidos y largas avenidas rectas.

En mi caso, visité este parque a finales de diciembre de 2004, cuando estuve por Oslo para Año Nuevo. Tengo ganas de volver porque sé que las fotos que tengo de entonces, a pesar de los atardeceres tan maravillosos que hubo, no son gran cosa, sobre todo del primer día que lo visité, ya que estuvimos por la tarde y en esa época del año, ya no había luz.
Y con la tecnología fotográfica de hace 10 años y la cámara a pulso, podéis imaginar que las imágenes no fueron las mejores. Por suerte volvimos otro día con más luz y al menos pudimos disfrutarlo algo más. Así que sé que las fotos a este tamaño cantan un poco, pero es lo que tengo :)

La construcción del parque fue muy costosa y llevó muchos años. De hecho, aunque fue principalmente completado entre 1939 y 1949, ya en 1924 se decidió construir la Fuente y el Monolito, aunque la aprobación de la construcción del parque como tal no llegó hasta 1931.
Este parque de las esculturas de Vigeland fue un encargo de la ciudad de Oslo, aunque también hubo mecenas privados y empresas que contribuyeron económicamente. Vigeland modeló todas las esculturas a tamaño real en arcilla tras lo que otros artesanos profesionales se dedicaron a hacer las versiones en granito y bronce.

El parque está dividido en cinco grandes áreas que se encuentran en el eje de 850 metros de longitud que lleva desde la Puerta Principal hasta el Monolito y la Rueda de la Vida, pasando por el Puente con la zona de juegos para niños y la Fuente.

De todas ellas, sin duda el Monolito es una de las más conocidas, que es un bloque único de granito de 14,12 metros de altura (17,3 metros si contamos la base) en el que se esculpieron 121 figuras humanas entrelazadas entre sí, que representa el ansia del ser humano de llegar a lo divino y espiritual. Es espectacular y sé que las fotos no le hacen justicia.

Por cierto, si vais al Parque Vigeland no os podéis perder la escultura del niño enojado (Sinnataggen en noruego), que se ha convertido en uno de los símbolos más conocidos de Oslo y está en la zona del Puente, de 100 metros de largo, que conecta la Puerta Principal con la Fuente y el Monolito. El problema es que casi todo el mundo le coge la mano y eso está causando un rápido deterioro de la escultura. Nosotros fuimos muy respetuosos y no la tocamos :)

El resto de las esculturas son todas espectaculares y te hacen sentir pequeñito, en cierto modo. Se muestran momentos cotidianos del conjunto de la vida, desde el nacimiento hasta la muerte y, por eso, la Rueda de la Vida o Livshjulet es otra de las esculturas más fotografiadas del parque, una vez pasado el monolito: una rueda formada por 7 figuras humanas entrelazadas, 4 adultos y 3 niños.

Así que si os estáis planteando pasar unas vacaciones de Navidad o Fin de Año en algún sitio fresquito y bonito, en Oslo hay muchas cosas que ver (y algunas nuevas desde que yo estuve). Y ver este parque de las esculturas de Vigeland cubierto de nieve lo hace, sin duda, precioso.

Para llegar, debemos tomar el autobús 20 o el tranvía 12 hasta la parada del parque Vigeland. Si usamos el metro, tenemos que ir hasta la estación de Majorstuen.