Fotos que nunca te enseñé - Profundidad de Campo

Antes de poner el cartel de «cerrado por vacaciones», he decidido hacer un post de fotos algo diferente. Por eso lo he titulado «fotos que nunca te enseñé», porque aunque he subido muchas fotos a lo largo de los últimos años, y aunque tengo este blog y Japonismo para enseñarlas, no todas han tenido cabida en alguno de los muchos posts que hay entre ambos blogs.

Evidentemente, no todas las muestro porque a la hora de subir fotos a un post, hago siempre una selección de todas las que tengo sobre el tema en concreto que toca hacer.

Así, si hablamos de un castillo japonés, puede que mostremos 15 pero posiblemente yo haya subido 60. Y muchas veces, si es una foto en la que sale Eric, tiendo a no ponerla pero sin embargo me encanta hacerle fotos… Como en la del castillo de Hikone que veis a continuación.

Si hablamos de trenes, con lo que sabéis que me gustan, imaginad entonces la cantidad de fotos que se quedan sin mostrar. Alguna, como la del atardecer en la estación de Asahikawa, en Hokkaido (más arriba), la seleccioné para la exposición de trenes japoneses, pero entre que sólo era la entrada a la estación y no se veían trenes y había otras fotos mejores, al final no la puse.

Otras, como la de Eric abrazando un shinkansen, porque el post del museo donde está ese tren aún no está escrito y porque seguramente tampoco incluya esta imagen en él.

O por ejemplo, la de un anciano japonés leyendo en la estación de Kanazawa, que no aporta mucho al post de la estación, pero que me resultó tierna. O siguiente con temas ferroviarios, dos shinkansen de la serie E4 circulando acoplados, con la particularidad de que cada unidad llevaba una librea diferente (estos detalles frikis siempre me encantan).

Hay otras, como la del coche de caballos en Córdoba (supongo que aquí también les molestará si alguien dice «calesa», no? ¿Algún cordobés en la sala?), que pese a haber escrito un extenso post con mapa incluido y un montón de fotos, no llegaron a tener sitio. Y es una pena perderlas (encima cuando son en blanco y negro, que eso siempre viste :D).

O, por ejemplo, una forma diferente de ver la Catedral del Ártico de Tromsø, a la que también dediqué un extenso post con muchas fotos.

Pero esta me decía menos, pero sin embargo tiene un toque más cotidiano, con los coches esperando al semáforo y algo más de contexto, todo lleno de nieve y con el puente que conecta con la parte principal de la ciudad al fondo (¡menudo 30 de diciembre!). Se ven hasta las vidrieras un poco, no me digáis que no es preciosa esta iglesia parroquial.

Pero tampoco os he enseñado nunca las muchísimas fotos que tengo del Air and Space Museum de Washington DC y de su extensión, el Steven F. Udvar Hazy Center (aunque sí os enseñé fotos de la Enterprise que, sin embargo, ya no se encuentra allí sino en Nueva York).

He estado dos veces en este museo y, sin embargo, no he escrito aún sobre él, a pesar de que ver las fotos me invita una y otra vez a soñar, a pensar en un futuro de exploración y de mayor conocimiento aún sobre el universo en el que vivimos.

También me gustó mucho un atardecer japonés que vi tras visitar una granja de wasabi el verano de 2015. El post ya tenía mucha información y, además, por muy bonito que fuera al atardecer, no tenía que ver con la granja, así que acabó fuera.

Igual que pasó con algunas fotos que hice en Nagoya, una en una tarde de una tormenta de verano de esas que se llevan hasta los malos pensamientos u otra de una pareja en uno de los miradores de la ciudad, que sin decir mucho, muestra esa cotidianeidad que, a menudo, no muestro en la mayoría de fotos de Japón.