Ya os he contado un poco sobre la quedada previa de la noche del viernes en Salamanca con motivo de la tercera gastroquedada de Gastronómadas. Si esa noche acabamos hasta arriba, el plan del sábado no fue menos intenso en Tapas 2.0.

Sí, visitamos La Tahona y probamos su hornazo regado con cava, tuvimos visita guiada a la ciudad y subimos a la Clerecía de la Universidad Pontificia de Salamanca, pero todo eso os lo cuento en otra entrada. Cuando llegó la hora de la comida, nos juntamos en Tapas 2.0, donde Jorge Lozano maneja la cocina con soltura y ofrece platos con productos frescos, con toques salmantinos aquí y allá.
Entre jamones anda el juego…
Pero antes de esto tuvimos la oportunidad de catar un rico jamón de Guijuelo, por cortesía de Jamones Carrasco. Lo interesante fue que no nos limitamos a comer jamón, claro, sino que Francisco Carrasco, nos habló de las tres zonas del jamón (maza, contramaza y cadera) y de los diferentes perfiles de sabores de cada una de ellas.

Sí, nos encanta comer, pero desde luego nos encanta aprender sobre lo que comemos, y escuchar a Francisco hablar de sus jamones, con un mínimo de 36 meses de curación es una gozada, porque se ve que lo vive y como nos decía, es una pena que en los restaurantes, igual que los sumilleres nos dan información de los vinos, nadie se tome la molestia en dar información sobre el jamón y sus diferentes perfiles de sabor, porque no sabe igual cortado de una zona que de otra.
Que por supuesto hay que regar con vino…
Otro de los puntos fuertes del Gastronómadas fue la posibilidad de regar la cata de jamón y la posterior comida con unos vinos especiales de Bodegas Cámbrico, así llamadas porque las terrazas donde tienen las bodegas se originaron en este periodo geológico.

Lo más peculiar de estas bodegas, tal como nos contaba Alberto, su responsable, es que utilizan para sus vinos unas variedades de uva autóctonas, la rufete, que prácticamente no se encuentra en casi ningún otro lado, y claro, los dos primeros vinos que probamos además de la rufete eran un coupage con otros tipos de uva (tempranillo y calabrés).
Pero acabamos probando, ya en la comida, el Cámbrico Rufete, un vino monovarietal de rufete, que según nos contaban estaba siendo muy apreciado por los enólogos precisamente por su unicidad, y que pasaba casi como si fuera agua, pero a la vez con cuerpo suficiente para dar consistencia a la comida. Una delicia.
Y ya que nos ponemos, habrá que comer…
Y vaya si comimos. Jorge nos tenía preparado un menú muy interesante, que comenzamos con la sardina «monaguillo», un plato en el que estuvo implicado uno de nuestros anfitriones.

Seguimos con el salmorejo de farinato artesano de Mari Tere (os juro que así se llama el plato). El farinato es un embutido típico de la zona y que se puede probar por sí sólo, aunque algunos de los restaurantes que buscan darle una vuelta a los conceptos tradicionales lo están incorporando de diferentes maneras a sus platos.

Tras el salmorejo llegaron las croquetas del cocido de Mari Pruden (también se llama así, palabrita), que causaron sensación entre la concurrencia. Hubo varios tweets entre varios de los asistentes pidiendo repetir croquetas, y es que estaban buenísimas, aunque eran una bomba.

Luego pasamos al bacalao con guiso de callos y morro, que fue quizás el que menos éxito tuvo en nuestra mesa. Y es que como comentaba Laura, el bacalao quedó más salado de lo aconsejable y la textura no era del todo satisfactoria. Eso sí, el guiso de callos y morro estaba de vicio, lástima que no hubiera más.

El siguiente plato sí que fue espectacular, una carrillera de cerdo ibérico al vino tinto sobre un chutney de frambuesas. Delicioso, meloso, y consistente. Encajaba perfectamente con el vino Cámbrico Rufete que os mencionaba antes.

De postre, y realizado por La Tahona, donde probamos el hornazo, un yogur cheesecake con arándanos ecológicos que parecían melones de lo gigantes que eran, y que estaba delicioso. El toque de yogur con el queso y los arándanos hacía de éste un postre espectacular.

Finalmente, acabamos con una pequeña tabla a base de quesos de la sierra de Salamanca que estaban a cual más bueno, y regados con un espectacular Pedro Ximénez del año 1981 que nos dejó a todos boquiabiertos de lo rico que estaba.

Lo peor de todo fue tener que levantarnos de la mesa, con varios kilos de más, y es que teníamos la visita guiada a la ciudad a continuación, pero tras la tradicional foto de grupo, nos pusimos en marcha y para allá que fuimos. Si pasáis por Salamanca, os recomiendo Tapas 2.0, seguro que no saldréis defraudados.
Tenéis todas las fotos en el correspondiente set de Flickr. ¿Verdad que no esperabais algo así? :)
Acabo de darme cuenta de que salgo (un cachito) en la foto de las concretas, concretamente.
Mola. Lo pasamos pipa :)
Océanos de amor.
Pues es verdad! Concretas? Si todo el mundo sabe que se dice cokretas :)
Amigos, veo que la pasas de maravilla, jodido el laburo que te buscaste, ja,ja,ja….. la palabra correcta es CROQUETAS…http://es.wikipedia.org/wiki/Croquetas.
Saludos,,,de un desocupado argentino.
[…] Gastronómadas en Salamanca: jamón, vino y comida en Tapas 2.0 [POST] […]
@Víctor, estábamos de broma, como seguramente habrás captado ;)
Y ya me gustaría a mí que esto fuera un laburo, es solamente una afición!!!
Un saludo
Luis
no pone en ningun sitio ni la direccion para ir ni el elefono para reservar
Hola Jota, tienes info en su página en FB :)
https://www.facebook.com/pages/Tapas-20-Gastrotasca/147369975318825