Stavanger es una ciudad que podemos utilizar como puerta de entrada para visitar los fiordos o para llegar hasta Preikestolen o El Púlpito, pero que también tiene sus cosas interesantes que ver, como su catedral, dedicada a San Svithun (San Suituno, en español, ahí es nada el nombre, aunque también se traduce como San Vito, sí, el del baile).

La catedral (domkirke en noruego) no tiene pérdida, porque es muy céntrica, cerca del puerto, de la ciudad vieja, y se encuentra a una cierta altura desde la que podemos ver ese puerto o esa ciudad vieja que os menciono. Y es antigua con ganas, ya que se empezó a construir entre 1123 y 1128. Pero, construir una catedral así no es barato, y el obispo de la ciudad, que deseaba con todas sus fuerzas la catedral, tuvo que buscarse la vida para conseguir apoyo económico: casar al rey en segundas nupcias, ya que en Bergen no querían hacerlo. Total, ¿qué es un divorcio de nada, aunque fuera en contra de las normas de la iglesia, si gracias a eso conseguías dinero para la catedral?
Pero ya sabéis cómo eran las cosas en aquella época, entre que se tardaba mucho en construir algo así, y que luego solía haber incendios que costaba dominar (el cuerpo de bomberos no se había inventado), lo que vemos hoy en día no es todo del siglo XII, porque ha habido reconstrucciones, y el estilo de la catedral, bueno, inicialmente era románica, pero también tenemos una bella fachada gótica, en el lado oriental, que se considera la fachada principal porque es la más vistosa.


Sin embargo, a la catedral se entra por el lado occidental, justo en el extremo opuesto. Eso sí, la catedral de Stavanger puede decir con orgullo que es la única catedral de toda Noruega que ha mantenido las líneas originales medievales y que se ha mantenido en uso continuamente desde que se construyera.

Y en el interior, pues es una catedral, con sus imágenes religiosas, sus columnas, sus filas de bancos para asistir a misa, aunque sin duda, nos fijaremos en un púlpito que hay, en estilo barroco, de 1658, que es una pasada.


Y luego, en la zona de la entrada, seguro que nos sorprende ver que hay folletos y cosas que podemos comprar, pero no hay nadie para vendérnoslo. Lo que encontramos es un cartel que dice que dejemos el dinero que cuesta lo que nos llevamos en un buzón. Eso es confianza y lo demás es tontería. Pero claro, allí, en Stavanger, funciona. En España ya sería diferente, ¿no creéis?

Está abierta, en junio y agosto, de 11 a 19 horas. El resto del año, es decir, de septiembre a mayo, abre de 11 a 16 horas, aunque cierra lunes y viernes. Y como no quería ser pesado, os he puesto varias fotos pero no todas, el resto las tenéis en mi set de Flickr llamado «Catedral de Stavanger».