Una de las costumbres japonesas más típicas cuando se visita un santuario o templo es la de hacer una pequeña ofrenda monetaria y adquirir a cambio un omikuji, que nos dirá la suerte que vamos a tener.
Esta suerte viene en varios grados, y cuando es normal o buena, generalmente nos quedamos el papel, pero si la suerte resulta que no es propicia, lo que podemos hacer es plegar el papel y atarlo para que la mala suerte no nos siga y se quede allí donde atamos el papel.

Eso es lo que hacía la chica de la foto, en el santuario Meiji en Tokio, a principios de enero de 2012. Seguro que gracias a haber atado el papel este año la mala suerte no la perseguirá :)