ACTUALIZACIÓN: el restaurante cerró sus puertas hace ya algún tiempo, pero Luis Arévalo sigue estando a gran nivel en su restaurante GAMAN.
El día de mi último cumpleaños, pese a caer en lunes, fue fantástico en todos los aspectos. Y uno de los que contribuyó a hacerlo especial fue la comida en el restaurante de fusión japonesa-peruana Nikkei 225. Este restaurante, de la mano de su chef Luis Arévalo, ha sido recientemente galardonado en los premios Metrópoli como mejor restaurante de cocina extranjera, y realmente tiene mimbres para ello.

El restaurante
La dirección de Nikkei 225 nos dice que está en Castellana, pero la entrada la tiene por la calle adyacente, Fernando el Santo. Nada más entrar nos reciben y nos ofrecen guardar nuestros abrigos en un guardarropa y a mano derecha tenemos el salón principal.
Allí está la barra tras la que trabaja Luis y su equipo y en la que podemos comer, viendo como en absoluto silencio, sabiendo cada uno qué tiene que hacer en cada momento, preparan los muy diversos platos fríos de una carta extensa y muy completa.
Por supuesto, si queremos algo más convencional, ese salón tiene varias mesas y cuenta con grandes ventanales hacia la calle Fernando el Santo que le aportan una luminosidad espectacular al restaurante. Y si sois tan frikis como los que nos juntamos, que le hacíamos foto a todo, se agradece. Incluso si no vais a hacer fotos, se agradece igualmente poder disponer de tanta luz natural. La decoración de interiores, por cierto, corrió a cargo de García de Vinuesa, toda una garantía.

Al final del pasillo de entrada hay otro comedor en el que Luis nos contaba al final que está planteándose añadir otra barra para ofrecer tal vez dos ambientes diferenciados en el restaurante, con una oferta más clásica japonesa en el salón del fondo, más cercana a los primeros trabajos de Luis.
El menú
El menú que probamos lo dejamos a elección de Luis, salvo un par de peticiones, erizo (antojo de Ana) y vieiras (de María). Todo ello lo regamos con un champán de burbuja fina y pequeña producción, que es un maridaje perfecto para casi cualquier cosa.
La comida comenzó con un aperitivo que contenía una korokke de shiitake, pero tendríais que haber visto la croqueta, pequeña, perfectamente esférica, y cremosísima. También llevaba una ensalada de algas wakame, una gyoza de cerdo y langostino que estaba espectacular y causa criolla.

Continuamos con chupe de gamba roja. El chupe es una sopa peruana con base de pescado y un retrogusto algo picante, que es una verdadera bomba, con patata, queso y arroz. En este caso, Luis nos contó después de la primera visita que le hizo el crítico gastronómico Carlos Maribona, éste comentó que la comida había sido excelente pero que le faltaba una sopa. Así que cuando volvió a visitarle, se le ocurrió hacer una versión del chupe peruano, pero añadiendo judías de soja, cambiando el queso por tofu, y el camarón de tamaño grandísimo del original por una gamba roja casi cruda y con una textura deliciosa. Nos pareció riquísimo y el caldo excelente.

Continuamos con un usuzukuri de toro (ventresca de atún) con un tartar de tomate y confitura de jengibre. El usuzukuri es un corte del sashimi muy fino, que generalmente se emplea para pescados blancos pero que Luis utiliza con la ventresca del atún. Estaba muy rico, aunque con lo mucho que me gusta a mí el toro, eché de menos un corte más tradicional para este tipo de pescado para poder apreciar así mejor la carne del atún.

Y entonces vino la ensalada de erizo, con unos tallarines de nabo daikon que Luis lava durante horas y horas para quitarle el mal olor, con agua muy fría para dejarlos con una textura al dente, aunque le quite parte del sabor. Aunque el papel de estos tallarines es aportar frescura al plato y un toque crujiente, claro. Y todo ello acompañado de una vinagreta de chiles. Uno de los puntos fuertes de la comida, sin duda.

A continuación probamos el cangrejo real a la plancha, con vinagreta de ajíes. Muy rico también, aunque quizás de todos los platos que probamos fuera el más normal y que menos recuerdos dejó en nuestros paladares. Igual con una vinagreta algo más potente hubiera sido más intenso.

Por supuesto, no podía faltar el sushi, y la selección que Luis nos hizo fue magnífica. El primero, un nigiri de pez mantequilla con adobo de anticuado y pesto de cilantro. Nos contaba luego que cuando Ricardo Sanz, de Kabuki (donde trabajó Luis) hizo su nigiri de pez mantequilla con trufa, todo el mundo le imitó, pero él quería darle un toque diferente a este pescado, y desde luego que lo consigue.

Otra de las piezas de sushi que nos sirvió fue el nigiri de entraña de buey de raza wagyu con huevo de codorniz. Espectacular. De verdad, sin palabras. La entraña es uno de los cortes más sabrosos y que a mí más me gusta, y aunque el buey wagyu ya sabéis que no es realmente japonés, ya que ellos no exportan, sí tiene una calidad impresionante.

Seguimos con sushi de anchoa con puré de tomate y guacamole, también rico aunque el menos espectacular de todos los que probamos.

A esto le siguió un nigiri de foie a la plancha con frambuesa, que llevaba además miel de caña y pisco. Rico y muy diferente.

La última pieza de sushi que probamos era de tipo maki: un bogavante roll con mango, aguacate y mermelada de rocoto.

Al final, nos preguntaron si queríamos para acabar algo de carne, pero María comento que en su anterior visita a Nikkei 225 había probado las vieiras y había soñado con ellas, así que Luis nos preparó un plato con una vieira asada con setas shimeji y gratinado de jengibre que nos encantó a todos, y que fue un colofón espectacular a la comida.

De postre, Luis nos trajo su particular versión del conocidísimo pisco sour, pero en este caso, para tomar con cuchara, más como postre que como cóctel. Pero como era mi cumpleaños, y sin yo saber nada, trajeron un coulant de chocolate con crema de lúcuma y helado de regaliz y una velita, y hasta me cantaron el «cumpleaños feliz». Qué vergüenza :)

Sinceramente, salí encantado de Nikkei 225, el trato muy agradable, la compañía fantástica, y la carta muy extensa y toda llena de platos que no dejan indiferente y me gustaría agradecer a Luis su hospitalidad y que se acercara al final de la comida a hablar un rato con nosotros, y a Ana la invitación. Con Ana, de hecho, salgo en la siguiente foto :)
Si queréis ver todas las fotos que hice de Nikkei 225, o mejor dicho, la selección sobre todas las fotos que hice, están en mi Flickr.