¿Existen los cuentos de hadas en la realidad? Todos somos personas con los pies en la tierra y seguramente diríamos que no, pero cuando visitas Bled, en Eslovenia, la realidad a veces parece querer contradecirte.

Esta ciudad del noroeste de Eslovenia es, posiblemente, lo más visitado del país. Es lo que siempre sale en fotos en revistas de viajes, porque hay que reconocer que es realmente precioso. Y eso que el cercano lago Bohinj a mí me gustó incluso más.
La ciudad de Bled aparece mencionada ya en escritos en el año 1004 y es un lugar tan popular que hasta Tito, el líder de la extinta Yugoslavia, se construyó aquí una residencia. Hoy en día encontramos una ciudad muy orientada al turismo, con hoteles para todos los bolsillos y un punto de partida genial para visitar los Alpes Julianos.

Quizás la vista más conocida de Bled sea su lago glacial con una isla en mitad del mismo. La vista de la iglesia de la Asunción de María es una de las más fotogénicas y fotografiadas y por eso, a orillas del lago encontramos muchas barcas dispuestas a llevarnos hasta la isla.

El castillo de Bled es otra de las visitas más típicas si pasamos por Bled, porque su situación, justo encima de las montañas, con unas vistas maravillosas del lago y de su isla, lo hacen ideal. Además, aunque se puede llegar en coche por carretera, existe un pequeño camino que serpentea por la colina desde Bled y que es muy bonito.


Luego, quitando la iglesia de San Martín, la ciudad no es que tenga muchos más atractivos turísticos propios, aunque ciertamente no los necesita.