Al igual que hice en enero tras volver entonces de Japón, ahora me gustaría recoger mis reflexiones tras viajar a Japón este agosto y pasar 2 intensas semanas entre Tohoku y Tokio. Eso sí, esta vez intentaré ser más conciso, que me enrollo cosa mala. Además, siendo la 5ª vez que visito el país y teniendo la visita anterior tan cercana, está claro que muchas reflexiones siguen siendo válidas.
- La sensación de estar en un lugar mágico sigue sin perderse. Incluso aunque es válido lo que decía de que ya no te sorprende todo de la misma forma que al principio. Ayuda haber visitado zonas nuevas, está claro, pero lo cierto es que Japón, como ya decía, una vez que te atrapa, no te suelta jamás.

- El Airbus A380 mola. Una pasada de avión, que parece un mastodonte cuando lo ves desde fuera y con sitio para muchísima gente. Impresionante.

- La tecnología puede ser tu aliada… o tu enemiga. Este viaje ha sido agridulce en ese aspecto. Dejé olvidado mi iPad en el asiento del vuelo Madrid – París, y aunque al pasar el siguiente control me di cuenta y contacté con Air France, no hubo nada que hacer. Llamaron a la puerta de embarque, fueron al sitio que yo ocupaba, pero ya no estaba. Está claro que cayó en manos de los amigos de lo ajeno… Luego me las vi y me las deseé para conseguir un lector de tarjetas para poder pasar las fotos de mi cámara al disco duro, ya que la versión de Lightroom que Laura llevaba era la 4.0, y no la 4.1, la que yo necesitaba para poder importar los RAW de mi nueva cámara, la Canon 5D Mark III. Lo intenté con iPhoto, pero era insoportablemente lento. Y como pasábamos poco tiempo en cada ciudad en los primeros días, y eran sitios relativamente pequeños, no encontramos ninguna tienda de fotografía hasta llegar a Akita.
- Maravillosos festivales. Ya, ya sé que irse a Japón a ver festivales populares es casi como que un japonés venga a España a hacer un recorrido por las diferentes Semana Santa de cada sitio. O algo parecido. Pero lo cierto es que es una pasada ver todo ese despliegue de gente, esos vestidos tradicionales, esas carrozas o como se les quiera llamar, esos bailes, esos puestos de comida en la calle que venden de todo, etc. Pero lo más curioso, casi, es como una vez que terminan, todo se cierra, hasta los puestos de comida, y en media hora es como si nunca hubiera pasado nadie por allí. Impresionante.

- Tohoku, una belleza poco explotada, con mucho trabajo por delante de las oficinas de turismo. Tohoku ha empezado a ser conocida fuera de Japón por la triste noticia del terremoto y el tsunami de 2011. Y muchas vueltas dieron las fotos de cómo se reconstruyeron carreteras e infraestructuras en tiempo récord, por eso sorprende que haya sitios tan turísticos como Matsushima en los que, a pesar de vivir del turismo, más de un año después haya cosas que siguen sin poderse visitar a causa de los efectos del tsunami y el terremoto, y no se ve que estén trabajando en arreglarlo. Y si esto ocurre en uno de los pueblos más turísticos, apaga y vámonos. Además, estando allí, te quedas con una sensación molesta. Y es que ves que Tohoku tiene muchísimo que ofrecer al turista, paisajes impresionantes, festivales tradicionales maravillosos, una gastronomía con platos que no encuentras fácilmente fuera de allí, pero está muy mal explotado. Lanzaron hace poco la campaña Destination Tohoku, de la que os hablé en Japonismo, con descuentos para los visitantes que sellaran un pasaporte, pero la información está sólo en japonés y en muchos casos no es fácil saber dónde te sellan ese pasaporte, ni qué comercios están adheridos. Y la información de muchos de los festivales está también únicamente en japonés. ¿Cómo va a llegar así el turismo internacional? Pareciera que muchas zonas de Japón vivieran todavía de espaldas al turismo internacional.
- Me siguen gustando los trenes japoneses y las cosas frikis. Un viaje como éste, y más cuando soy yo el que lo planifica, es la excusa perfecta para subirse a mil y un trenes, a muchos shinkansen y a algún que otro tren local. Y eso siempre es de agradecer. Y estar en Tokio y poder ver el Gundam a tamaño real, ahora que ya está inaugurado, también es una pasada.

- La amabilidad japonesa y su lado oscuro. De sobras es sabido que los japoneses se desviven por ayudar al visitante extranjero, que son educadísimos, que respetan las colas para entrar al tren… Pero siempre tiene su excepción, y cuando viajas en fechas de festivales populares, es fácil verlas. Como cuando esperas al último tren que te lleva a la estación de shinkansen, y te pones a la cola donde para la puerta del vagón, y ves que nadie hace cola y que en cuanto se abren las puertas, todos se abalanzan. O entrar en un vagón de tren con un niño en brazos, y escuchar por megafonía el anuncio de los asientos reservados (en japonés e inglés) y que nadie mueva un dedo para ayudarte. En algunos casos, nos afecto a nosotros, al llevar a Eric. En otros, con Eric en su cochecito, fui yo el único que se levantó en todo el vagón a ceder el asiento a un padre cargado con una niña en brazos. O esa gente que te ve entrar al vagón con el cochecito y no hacen ni ademán de apartarse, como si se olvidasen del mundo que no sean ellos mismos. En fin, nada que no ocurra en Madrid, por ejemplo, pero que en sitios como Japón tal vez sorprenden más.
- El amor por las colas de los japoneses. Vale que es verano, vale que eran vacaciones de Obon (cuando los japoneses suelen cogerse algunos de los pocos días de vacaciones que tienen al año), pero es increíble ver como incluso en centros comerciales con varias plantas de restaurantes, a horas que no son las normales para que los japoneses coman o cenen, todos los sitios tenían largas colas para entrar. Y en casi cualquier ciudad, encuentras colas en los restaurantes más reputados, en los lugares más interesantes para visitar, en todo. ¡Pareciera que les encantara hacer cola! :)

- El ruido y los gritos. Normalmente pensamos que Japón es un país calmado, de voces sosegadas, y en gran medida es así. De hecho, cuando un niño alza la voz, aunque sea un niño, se le dice que guarde silencio, que no moleste. Pero luego llegas a sitios como calles comerciales en pleno festival o matsuri, o a sitios como la entrada a la Tokyo Skytree, y te encuentras con decenas de japoneses gritando hasta dejarse los pulmones, poniéndote la cabeza como un bombo. Vivan las contradicciones.
En definitiva, me sigue encantando Japón. Y hay tantas cosas que ver, tantas cosas pendientes, tantas cosas que volver a visitar… ¡Ni en toda una vida podría con todas ellas! Y sí, me ha quedado otra vez una entrada larga, ¡soy un caso perdido!
Qué maravillosa envidia, recuerdos del viaje que hice en 2008 y del que haré el próximo abril!
Por cierto, ¿Qué tal con la Mark III? ¿Fue imprescindible llevar el ordenador? Y ¿Quantas targetas y de cuantos gb te llevaste?
Saludos y enhorabuena por la entrada y el viaje
¿El Ipad no tiene la misma opcion que el Iphone de localización remota, bloqueo y borrado?
Un saludo y bonito blog
Daniel
¡Me ha encantado! Yo también soy una enamorada de Japón y también estoy deseando volver, ¡gracias por refrescar mi memoria!
@Saliendodemi: vuelves en abril? Qué envidia, podrás estar en el hanami! :)
La Mark III estupenda, maravillosa, de verdad, ha respondido genial. Pero sí, ordenador necesario, porque los RAW pesan entre 20 y 30 megas, y aunque llevaba 64 gigas en tarjetas, he hecho 7.600 fotos… :)
@Daniel: sí, tiene la misma opción, y cuando pude acceder a icloud para verlo, salía como apagado, aunque por si acaso activé el bloqueo y borrado (aunque la sim la desactivé hablando con el operador primero)
@Marita: me alegro de que te haya gustado, me encanta hablar de Japón (no sé si conoces http://japonismo.com, que es otro blog que tengo más centrado en Japón…)
Me encanta leer que te encante Japón, será porque siento algo parecido. Me quedé con ganas de ver más cosas cuando este año viajé a Tokyo. Adoro los trenes, aunque sólo tuve oportunidad de montarme en ellos yendo a Nikko y Kamakura. Una maravilla de paisajes.
Sin duda, los festivales son mi mayor deseo. Cada vez que veo las fotos de los festivales, me dan ganas de meterme en ellas, ponerme un yukata y participar bailando o llevando lámparas en una procesión. Fabuloso.
Un abrazo ^^
Madam Beus, Japón engancha, verdad? Tienes que hacer eso del yukata e irte de festivales. Verás cómo te lo pasarás estupendamente. Lo bueno es que hay festivales todo el año, por si no quieres ir en veranito, digo, que pega el calor una barbaridad jejeje.