Hoy que estoy de vuelta de Japón tiene sentido poner una foto que me recuerda a este país. Y el templo Chion-in en Kioto es, además, uno de mis favoritos desde que lo visitara por primera vez en 2003.
Seguro que las escaleras principales que nos conducen hacia el templo y otras partes del mismo os resultarán familiares porque aparecieron en la película El Último Samurái, protagonizada por Tom Cruise.
En este caso, yo me quise quedar con un grupo de japoneses que acudían a rezar. El hecho de que la foto tuviera el sol de frente inicialmente pensé que me la iba a estropear.

Pero la realidad es que es al contrario, porque forzando en el postproceso un poco ese contraluz el resultado es una imagen que transmite esa idea de algo más grande que uno mismo, de algo que hay más allá. Bueno, al menos a mí me lo transmite, espero que a vosotros también.