El santuario sintoísta de Fushimi Inari, a las afueras de Kioto, es para mí una de las visitas obligadas si pasas cerca de la antigua capital de Japón.
Sus 4 kilómetros de caminos por la colina en la que está construido el santuario están cubiertos de miles de torii de color rojo-anaranjado, que son donados por empresarios y comerciantes para intentar persuadir al dios Inari de que les sea propicio en sus negocios.
Es muy típico hacer fotos de estos caminos llenos de torii, y llevarse incluso trípode y sacar buenas imágenes sin nadie, pero cuando visitas el santuario un 2 de enero, en plenas vacaciones de Año Nuevo en Japón, y con la tradición que existe allí de visitar los santuarios durante esos días de vacaciones (hatsumode se llama), es imposible encontrar un hueco sin gente.
Por supuesto, si queréis más información del santuario incluyendo explicaciones de cómo llegar, lo tenéis todo en Japonismo, y mientras tanto, varias fotos más (para que comprobéis lo lleno que estaba todo de gente) en mi Flickr.
Este es uno de esos lugares en los que, cuando no hay mucha gente, uno puede perderse y descubrir lo sencillo que resulta vivir rodeado de tanta belleza. Guardo un grato recuerdo de esta montaña y del bosque de bambú que esconde.
Pues sí, la verdad es que es un sitio precioso. Aunque incluso estando hasta arriba de gente, tiene su encanto, no te creas… Pero es cierto que nada como perderse por sus caminos, e incluso salirse de ellos para acabar paseando por la colina.
Gracias por pasarte y comentar :)