Se acabó la temporada de Fórmula 1: una opinión personal

Y menos mal, casi podría decir, porque para los aficionados españoles ha sido aburrida a más no poder (imagino que los alemanes se lo habrán pasado de lo lindo). Pero aprovechando que se ha acabado, quería dejar una serie de reflexiones, sin ser un experto del motor, sobre aspectos de la Fórmula 1 que no me terminan de convencer y que deberían tenerse en cuenta.

Formula 1, Singapore GrandPrix 2011
Gran Premio de Singapur 2011. Imagen de Kroiz


En primer lugar, entiendo que haya que reducir costes, pero sinceramente, si hay un deporte que se pueda permitir gastar algo más de dinero, es éste. Como ya apuntaba hace unos días De la Rosa, ¿qué sentido tiene ser piloto reserva? Se supone que es el que debería sustituir a alguno de los titulares si éste tiene un accidente, pero con la política actual de restricción de pruebas, el piloto reserva tiene casi las mismas vueltas a un circuito que alguien que juegue en casa con la PlayStation.

Luego, la limitación en gasto me parece un poco tramposa. No se pueden hacer tests, con lo que escuderías como Ferrari que tienen circuito propio no pueden evolucionar sus coches en condiciones reales. Pero en túneles de viento y en super-ordenadores nadie dice nada. Así que si tu fortaleza está en un buen diseñador y buenos túneles de viento, caso de Red Bull con Adrian Newey, estás de suerte. Pero si tu túnel de viento está achacoso, aunque luego tengas un equipo humano capaz de probar y de mejorar el coche con los resultados de las pruebas, estilo Ferrari, lo sentimos mucho, no ha habido suerte.

Todo esto me parece tramposo. Y qué contar de no poder hacer repostajes. Ahora, todos los coches salen con la misma carga de gasolina, con lo que sabemos más o menos en qué vueltas pararán todos, y menos mal que los neumáticos Pirelli han dado algo de juego este año, y a veces se han visto algunas estrategias diferentes. Pero sinceramente, prefería también cuando había dos suministradores diferentes de neumáticos, porque simepre daba mucho más juego.

Cuando cada coche podía salir con una carga de combustible diferente, y cuando las paradas en boxes duraban 8 o 9 segundos, sumado a los diferentes grados de desgaste en los neumáticos al llevar pesos diferentes, y en diversos momentos de las carreras, realmente asistíamos a un baile magnífico de estrategias y unas carreras mucho más apasionantes. La homogeneización de la Fórmula 1 actual me resulta aburrida.

Grand Prix Monaco Formula 1 2011
Gran Premio de Mónaco 2011. Imagen de attias.net

Y lo del DRS, para mí, ha sido la gota que ha colmado el vaso. Me gusta ver adelantamientos, claro que sí, pero porque haya diferentes estrategias, porque los neumáticos funcionen de forma diferente según cada coche, por las limitaciones aerodinámicas, por mil millones de cosas, pero no de una forma tan artificiosa. Si tú haces una buena salida pero tu coche es inferior al que has adelantado y no consigues quitártelo de encima, en cuanto se pueda activar el DRS, te van a pasar como una exhalación, cuando si tú vas delante será porque has hecho algo mejor que el que va detrás. Y que no te puedas ni defender porque la diferencia de velocidades es tan grande, me parece tan contrario a mi idea de lo que debería de ser la Fórmula 1 que espero que no dure mucho este invento.

Luego, los nuevos circuitos, construidos en los últimos años, podrán ser más o menos bonitos, pero por lo general son bastante aburridos. Tilke hará circuitos chulos, pero muy competitivos desde luego que no. Y pensar que la Fórmula 1 se está convirtiendo en un deporte de aerodinamicistas exclusivamente, pues da mucha pena, sobre todo porque cada equipo tiene sus puntos fuertes y sus puntos flacos, y cada uno debería ser capaz de sacar el mayor partido a sus puntos fuertes.

Esperemos que la próxima temporada y su ausencia de difusores soplados nos dé un respiro y veamos algo más de competición.

Luis
Luis

Luis es el fundador y director de Japonismo.com, la mejor página web sobre Japón. Tiene un máster en estudios contemporáneos de China y Japón y además es ingeniero de telecomunicación. Antes de dedicarse a Japonismo fue program manager en Google, en Londres.

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