La semana pasada dimos fin a la temporada de Tapas&Blogs en la Trattoria Sant Arcangelo y ahora toca un merecido descanso estival, aunque con muchos, muchísimos planes para la «vuelta al cole» que llevarán el evento fuera de Madrid, pero de todo esto ya os iré contando según llegue el momento.
Antes de entrar al restaurante estuvimos tomando algo los que íbamos llegando en un bar cercano, donde aproveché para ir haciendo retratos poco agraciados utilizando el gran angular nuevo y la cámara nueva. Ya os pondré ejemplos, ya…
La Trattoria Sant Arcangelo es un restaurante situado al lado de la Iglesia de los Jerónimos y cerca del Museo del Prado que lleva más de 15 años funcionando y donde el chef Andrés Madrigal actúa de chef ejecutivo, proponiendo platos como los que pudimos probar en la cena y que en breve os cuento.
Pero antes de entrar en materia, probamos muchas otras cosas, y es que este Tapas&Blogs venía cargadito de cosas interesantes. Y una de esas buenas cosas eran los platos de mortadela y salami italianos que estaban de vicio (hasta la mortadela estaba buena y mirad que yo no soy muy aficionado a ella).
Y si al salami le sumamos el queso que pudimos probar, entonces mejor que mejor: raspadura lodigiana. Este queso, de gran tamaño y que podría recordar a un parmesano, se come de una forma totalmente diferente, y es que la persona encargada utiliza una cuchilla bastante ancha con la que hace dibujos circulares a gran velocidad sobre la superficie del queso. Con este movimiento, va generando casi se puede decir que «sábanas» de esta raspadura.
Por lo que nos contaban, hay hasta concursos para ver quién es capaz de hacer la sábana más grande sin que se rompa. Un gran acompañamiento para un buen salami.
Posteriormente, y antes de comenzar la cena, pudimos saber un poco más acerca de los panes que íbamos a comer, de Madre Hizo Pan, que con ese curioso nombre realiza para muchos de los principales restaurantes madrileños panes que carecen de ingredientes químicos en los que sólo se emplean levaduras naturales, utilizando para ellos los procesos tradicionales del pan, aunque lleve más días conseguir un pan.
Todos los panes van cocidos en horno de piedra, y casi todos ellos además van amasados a mano, y de entre todos los que pudimos probar tuvimos un pan de naranja y miel, un pan de molde que haría llorar de la envidia a los de toda la vida, uno multicereales, etc. Una delicia para el paladar y para todos los amantes del pan.
La cena, entonces, empezó a servirse: empezamos con unos gnocchi (o ñoquis) con berzas y una salsa a base de 4 quesos, que estaba deliciosa. Las berzas, que no son santo de mi devoción, le aportaban un contrapunto interesante a la intensidad de sabor de la salsa de queso.
Seguimos con una especie de pisto emulsionado, que llevaba huevo frito y guanciale, una panceta italiana sin ahumar que se prepara con careta o carrillos de cerdo, y que estaba deliciosa, aunque para mi gusto hubiera añadido más lonchas de este delicioso guanciale. El pisto estaba bueno, pero la textura era un tanto extraña.
Finalizamos con un tiramisú de compota de fresa que estaba bastante bueno, pero sinceramente, a mí me pareció un tiramisú normal, sin que la integración con la compota de fresa estuviera demasiado conseguida.
Quizás el comentario más generalizado que se pudo escuchar es que fue una pena que, en un restaurante italiano tan interesante como la Trattoria Sant Arcangelo, sólo probásemos dos platos salados y un postre, cuando reduciendo las cantidades en los dos entrantes podríamos haber degustado una muestra más representativa de la cocina de la trattoria.
Tras los postres, llegaron los bombones. Pero no cualquier bombón, sino los de Vía V o Pastelería Viena, que utilizan, como explicaba Mabel, una de las responsables de esta empresa familiar, coberturas de chocolate y no chocolate, que es la mayor calidad que se puede tener. Esta empresa se caracteriza por unas productos de alta calidad, y por utilizar las tecnologías más novedosas, pero sin embargo haciéndolo todo a mano, con muchísimo mimo y esmero.
Las trufas con aceite de oliva virgen extra de variedad arbequina eran sencillamente excepcionales, y las de vodka con textura interior en gel, espectaculares. No sólo por la textura, que no es la tradicional, sino por la utilización de un vodka con 6 destilaciones, de las que las 3 últimas llevan absenta.
Fue un gran último Tapas&Blogs para cerrar la temporada y reponer fuerzas de cara a todas las novedades que se nos vienen, pero como os decía, de todo ello ya hablaremos a su debido tiempo. Y como siempre, si queréis ver el resto de fotos, echadle un vistazo al set de Flickr.
Esa Pepa y esa Green (de toda la vida) sí que molan :)
Lo mejor, la foto de Dani, jejeje.
Océanos de amor.
¿Verdad que han salido bien? Esta vez María no tendrá tantos motivos para quejarse de mis fotos jajaja
La idea es hacer una entrada específica con algunos de esos mejores retratos ;)