Ya se acabaron las vacaciones de Navidad y, con ellas, las vacaciones del blog. Toca volver a la rutina con nuevos planes que implican, incluso, una nueva apariencia para el blog, pero ya habrá tiempo de hablar de ello… Con este primer post de 2015 quería rememorar lo que dieron de sí las vacaciones de Navidad o más bien de Año Nuevo en Noruega, en las ciudades de Trondheim y Tromsø y, como siempre que vuelvo de un viaje, visto a través de la cámara del teléfono.
Tras cada viaje vuelvo con un gran número de fotos porque a priori no sé de qué voy a hablar cuando vuelva y no quiero que me falte ninguna imagen. Y organizar y, sobre todo, procesar estas imágenes es algo que lleva tiempo. Así que mientras el viaje está fresco, me gusta contar impresiones utilizando las mismas fotos que iba tomando sobre la marcha.
En este caso, las vacaciones fueron al norte de Noruega y, en las fechas navideñas, hace frío y nieva a menudo. Y cuando hay nieve las cámaras miden la luz de una forma que hace que la nieve salga gris y subexpuesta. En algunos casos conseguí solucionar el problema en el mismo móvil, en otros no. Además, no hay luz de día, sólo una leve claridad que dura muy poquito y que como el cielo esté cubierto, ni eso. Por eso tengo tantas fotos que parecen de noche hechas a horas muy normales :)
Y pese a la nieve y a las bajas temperaturas, fue un viaje familiar. No queríamos dejarnos al pequeño de la casa fuera, porque estábamos seguros de que Noruega le iba a encantar. Y es cierto que se lo pasó genial, aunque el proceso de preparación para salir a la calle, con varias capas de ropa, pantalones de nieve, botas totalmente impermeables, plumas, gorro y manoplas hacía que tardáramos un buen rato en salir del hotel y acabo cansándole un poco. Para ser sincero, este proceso nos cansó también a los mayores. Pero era un pequeño precio a pagar.
¿Cuál fue el principal motivo para aventurarnos tan al norte, por encima del Círculo Polar y plantear Tromsø como ciudad a visitar, sobre todo cuando yo ya había estado el pasado verano? Pues ni más ni menos que ver auroras boreales. Tromsø recibe el nombre de la capital de las auroras boreales y aunque es una ciudad grande (al menos para los estándares noruegos), hay ocasiones en las que las auroras se pueden ver desde la propia ciudad.
Nosotros tuvimos mala y buena suerte con Tromsø. Mala porque nos hizo un tiempo malísimo. Malísimo en este caso quiere decir que nos llovió un montón y los cielos estuvieron totalmente cubiertos. Si además tenemos en cuenta de que en esta época del año el sol no llega a salir nunca por encima del horizonte y que lo más que hay es un poco de la claridad del amanecer, con el cielo cubierto poco se podía hacer. Así que nos tuvimos que olvidar de ver auroras desde la propia ciudad.
La buena suerte estuvo en que cuando hicimos el safari a la caza de auroras boreales con Arctic Guide Service, aunque nos tuvimos que alejar dos horas y media en autobús de Tromsø hasta llegar a la frontera con Finlandia para encontrar un hueco de cielo claro, las temperaturas eran mucho más suaves con toda la lluvia de lo que lo habían sido la semana anterior. Unos 4 grados sobre cero por los menos de -10 grados. Y sí, vimos auroras. Ya os contaré más en detalle sobre esto, pero sólo es diré que es algo que por mucho que lo capte la cámara y por mucho que las capte incluso mejor que el ojo desnudo, verlas en directo te deja boquiabierto.
Aunque visitamos algunos museos interesantes como Polaria, como el Museo Polar o como Vitensenter (el Centro de Ciencia, ideal para ir con peques) y aunque volví a Ølhallen, el pub más antiguo de la ciudad y con una cantidad de cervezas de barril tal que dan ganas de quedarse a vivir allí, lo más espectacular además de las auroras fue el Año Nuevo. Allí, en el puerto, cerca del puente que cruza de Tromsø a Tromsdalen, con vistas a la Catedral del Ártico, a las montañas y al funicular Fjellheisen, pudimos ver no sólo los fuegos artificiales «oficiales» desde la cima de la montaña, sino todo un despliegue pirotécnico desde múltiples puntos de la ciudad. Uno de ellos, a escasos 10 metros de donde estábamos en el puerto. El placer que los escandinavos encuentran en los fuegos artificiales en Año Nuevo (vivimos algo similar el año anterior en Estocolmo) sólo es comparable al de los valencianos en Fallas.
Y luego Trondheim, que la visitamos en dos tandas. Una ciudad que a menudo se queda fuera de la mente de los viajeros a Noruega porque todos pensamos primero en Oslo, por ser la capital, o en lugares como Bergen o Stavanger por aquello de los fiordos o de visitar el Púlpito. O incluso en la propia Tromsø o en Cabo Norte. Pero la pobre Trondheim queda un poco olvidada. Y nos encantó.
¿Que por qué decidí visitar esta ciudad? En realidad ya estaba en mi plan de vacaciones de Navidad del año anterior, que tuvimos que descartar por ser excesivamente largo. ¿Por qué estaba entonces en mi plan? La explicación puede sonar algo nerd, pero cuando uno tiene la rara habilidad de que se le queden grabados en la memoria detalles que no tienen absolutamente nada de importancia y que no valen para nada, ocurre que te pones a leer un libro y mencionan Trondheim y aunque pasadas las primeras páginas el nombre no vuelve a aparecer más, el nombre se te queda grabado.
Allí me impresionó (a mí y los habitantes de la ciudad) la cantidad de nieve que nos cayó. Y es que normalmente no cae tanta. Pero dejó la ciudad preciosa. Y allí, más al sur que Tromsø, en estas fechas había algo más de luz y quizás esto es lo que más me sobrecogió, el color del cielo durante esas pocas horas de leve claridad, con unos amaneceres/atardeceres (aquí eran todo en uno) espectaculares. Lamentablemente, el cielo también tan cubierto hizo que no todos los días pudiéramos disfrutar de estos cielos.
Vimos museos fantásticos como el Museo de la Música en Ringve o el Rockheim, un fantástico museo interactivo sobre el rock noruego, en los que incluso Eric disfrutó como un loco tocando la batería de verdad.
Y me impresionó la Catedral de Nídaros, en la que además estuvimos disfrutando de un concierto de Navidad a cargo del coro femenino de la propia catedral. Una experiencia impresionante.
Me fascinó poder subirme al tranvía más septentrional del mundo o Gråkallbanen, la única línea de tranvía que queda en Trondheim y que hace un camino precioso hasta las colinas que circundan la ciudad. Aquí, además de disfrutar yo como un enano, disfrutó también mi hijo, quizás por eso un simple viaje en tranvía me pareció tan maravilloso.
Pero si tenemos que hablar de museos me quedo con Sverresborg, un museo al aire libre que recupera casas de hace siglos pero en este caso sólo de la región en la que se encuentra Trondheim. En primer lugar por el impresionante trabajo de restauración en las casas que allí encontramos, pero también por la posibilidad que tuvimos de que fuera el propio Terje Bratberg, curador del museo, historiador y mil cosas más, el que nos enseñara el museo personalmente. Tusen takk, Terje!
Mención aparte merece el barrio de Svartlamoen, que es el barrio alternativo de Trondheim, la Christiania de Noruega, se podría decir. Muy peculiar con su arte urbano y su autobús antiguo y destartalado lleno de graffitis.
Mucha gente me decía que estábamos locos por ir a Noruega en estas fechas y es verdad que la falta de luz afecta muchísimo a los biorritmos, incluso cuando sólo estás allí durante menos de dos semanas. Tampoco ayuda que muchos museos y sitios que visitar a las 16 o como mucho 17 horas ya estén cerrados, claro. En cualquier caso, es una experiencia que recomiendo enormemente.
Y sí, la recomiendo pese a que Noruega no es un país precisamente barato. Hubo días que nos gastamos mucho dinero en cenas, sobre todo en Tromsø donde habíamos reservado en uno de los mejores restaurantes de la ciudad la cena de Nochevieja. Y porque allí cenamos en otros dos fantásticos restaurantes más. El resto del viaje, intentamos controlar los gastos pero entre los vuelos, caros pese a ser con Norwegian (las fechas navideñas tienen estas cosas), los gastos en comer y el transporte público, nos dejamos un buen dinero. Pero si pudiera, volvería mañana mismo. Para los que hayáis aguantado leyendo hasta aquí, os dejo una panorámica que hice con el móvil en Trondheim, en la que se ve la catedral de Níderos al otro lado del río Nidelva, después de haber cruzado el puente Elgeseter.

Poco a poco iré desgranando los sitios más interesantes de estas ciudades y todas las actividades que allí se pueden hacer, por si algún día os animáis. ¡Tengo muchas ganas de darle salida a tanta foto!
Estoy pensando ir a pasar las fiestas navideñas en Noruega con la familia ,mi hijo tiene 21 años y la niña 15 mi marido y yo ,me darias algún consejo (ropa calzado etc.)contrato las excursiones en la agencia o directamente allí. Gracias
Pues dependiendo lo al norte que vayas, ropa de abrigo y vestir con capas (para no quedarte frío al entrar en sitios o salir de ellos). Buenas botas, que sean impermeables (porque suele haber nieve). Pero poco más. Yo planifiqué todo el viaje por mi cuenta, lo único es que allí contraté la de las auroras boreales, pero dependiendo de las fechas, si está muy lleno, puedes intentar hablar con ellos por Internet antes y reservarlo con tiempo.
Hola Luis!! Este año viajamos 6 amigos en navidad a Tromso y nos está costando trabajo encontrar restaurantes abiertos en nochevieja, puedes decirnos como se llamaba el tuyo?? Muchas gracias!! Alba
Perdona Alba, vi tardísimo tu comentario :S En el post https://profundidad.net/blog/que-ver-y-hacer-en-tromso-en-la-laponia-noruega tienes varios restaurantes de por allí, por si necesitas preguntar en varios… (El mío fue 69º N)
Hola Luis,
Me ha encantado toda la información sobre Tromso, estamos preparando un viaje de varios días en familia para 8 personas en Nochevieja y estamos muy emocionados por llegar y ver las auroras, a ver si hay suerte jeje. Te quería preguntar por el tema de las capas porque lo pensamos y vemos que es bastante incómodo a la hora de entrar a algún sitio y tener que quitarte todo y luego volver a ponertelo. ¿Tienen roperos en todos los restaurantes para dejar la ropa o donde dejas tanta ropa? Y luego queriamos saber si en Nochevieja hay ambiente de salir a tomar algo después de la cena para celebrar la llegada del año nuevo como se hace aquí en España o se vive de otra manera? Muchas gracias de antemano, un saludo!!
Hola Azu, perdona por la tardanza, estamos con un lavado de cara en la web (ésta y la de Japón) y se me ha pasado. En los que yo estuve sí, se quedan con los abrigos, porque todos los llevan y es imposible tenerlos colgados de la silla. Ambiente en Nochevieja, hay hoteles que organizan fiestas y cosas así, pero luego es más relajado, hay fuegos artificiales en algunos lugares, pero también, cuanto más grande es la ciudad, más fácil es encontrar bares y restaurantes que hacen cenas especiales y que continúan con la fiesta.