Viajando a Boston en Business Plus con Iberia

Muchas veces, cuando hemos hecho viajes largos, y mas desde que Eric está con nosotros, hemos estado tentados de volar en clase Business, pero los precios siempre eran demasiado caros y no teníamos puntos suficientes para un upgrade.

En el caso de nuestro viaje a Boston y Cape Cod, encontramos una tarifa de Business Plus reducida con Iberia que, aun siendo sensiblemente más cara que la turista, era bastante asequible. Suponemos que como el viaje es de los más cortos que hemos hecho, el coste es menor pero lo curioso es que el precio del billete en turista seguía siendo muy parecido a los precios en turista a otros destinos más lejanos también en Estados Unidos.

Llegando a Boston con un precioso arcoiris
Llegando a Boston con un precioso arcoiris

Acesso a las salas VIP

Viajar en clase Business Plus, en un destino tan largo, es muy cómodo porque te da acceso a la sala VIP de Iberia en la T4S de Barajas, la Sala Velázquez, que está abierta 24 horas al día y ya que Eric tiene unos horarios de comida bastante fijos, nos posibilitó darle la comida mientras nosotros también tomábamos algo, en unos sofás mucho más cómodos que las sillas que hay en la terminal, además de poder leer prensa, revistas, y con vistas a las pistas desde la propia sala.

Vistas a las pistas desde la Sala Velázquez de Iberia en la T4S de Barajas
Vistas a las pistas desde la Sala Velázquez de Iberia en la T4S de Barajas

A la vuelta, como Iberia no tiene sala VIP en el aeropuerto de Boston, tienen un acuerdo con Virgin Atlantic, pero la sala es pequeña así que podría ser que no pudieras entrar. Nosotros tuvimos suerte y nos invitaron a la sala, pero llegamos 5 minutos antes de que abrieran, y aunque uno de los empleados le comentaba a la chica de la entrada que para 5 minutos nos podía dejar pasar, no fue así y tuvimos que esperar ese rato fuera.

Luego, eso sí, el trato fue fantástico y Eric hizo muy buenas migas con todos los empleados de esa sala, con los que estuvimos hablando largo y tendido mientras esperábamos que saliera nuestro vuelo de vuelta a casa.

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Las butacas y el entretenimiento a bordo

Lo que más nos motivó, por encima de todo, a viajar en Business Plus y pagar el extra que suponía fue el espacio. Eric es un niño bastante nervioso, que no puede estarse quieto más de 5 minutos seguidos, y ya es bastante grande, así que en el reducido espacio de la clase turista nos daba miedo que un vuelo de casi 8 horas fuera más parecido al infierno en la tierra.

Y por suerte, hicimos una buena elección, porque el espacio en Business Plus es inmenso, casi diría que excesivo, porque cuando estás sentado y con los cinturones de seguridad abrochados, ni llegas a las cosas que hayas puesto en los revisteros de la butaca de delante. Y como el espacio es tan grande, Eric pudo caminar por toda la zona de Business Plus cuando quiso y sin molestar a nadie.

Con los pies estirados, y mira que soy alto, pero no llegaba ni de lejos a la fila de delante
Con los pies estirados, y mira que soy alto, pero no llegaba ni de lejos a la fila de delante

Además, como los asientos también son más anchos, a la hora de intentar dormir o al menos descansar un poco, es más fácil estar con él en el asiento y como éstos además se reclinan, mucho mejor. Si viajas solo, igual puedes aprovechar la función de masaje que llevan los asientos, aunque en nuestro caso, con lo que se movía Eric, tampoco es que tuviéramos mucho tiempo para ello.

A la vuelta fue peor, porque Eric se desveló, y aunque en Business el servicio para cada pasajero es más lento porque la comida se sirve en dos tandas, como hay menos gente al final el tiempo total de servicio se reduce, y las luces se apagan mucho antes que en turista, pero para cuando las apagaron, Eric ya no quería dormir, así que al menos agradecimos llevar más espacio porque hubiera sido imposible sobrevivir al terremoto que fue nuestro hijo en clase turista. Al final acabó quedándose dormido ocupando una butaca entera, pero por suerte la clase Business tiene muchísimo espacio, así que Laura y yo nos fuimos turnando entre la otra butaca y el suelo.

En cuanto al entretenimiento a bordo, todas las butacas llevan su propio sistema de entretenimiento a bordo con una pantalla individual de gran tamaño y táctil, aunque no capacitiva, e incluye juegos, series, y varias películas. La selección de películas me pareció un poco pobre, pero más que nada fue un ejercicio fútil, ya que con Eric por ahí al lado, ya sabíamos que mucho no lo íbamos a usar. Es de estas cosas que también aprovechas más si viajas sólo o en pareja, pero sin niños.

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Restauración de altos vuelos

Hasta hace poco Ibería tenía a Sergi Arola como responsable de la restauración a bordo en clase Business, y hace poco dieron un giro, muy publicitado por cierto, consiguiendo la colaboración de Ramon Freixa, Paco Roncero, Dani Martín y Toño Pérez, cada uno con dos estrellas Michelín y tres Soles Repsol, para hacerse cargo de los menús, con la intención de hacer una comida mediterránea de alta calidad, y adaptada a las peculiaridades del servicio a bordo, que no son pocas.

Por supuesto, estos chefs no se encargan de la preparación de los menús, ni siquiera sus chefs ejecutivos ni sus sous-chefs, sino que ellos ponen las ideas y luego los menús se preparan en grandes naves industriales, igual que el resto de menús, aunque con ingredientes más cuidados y con recetas más trabajadas y adaptadas a las peculiaridades del servicio a bordo de un avión. Vamos, que no es o pollo o pasta, como ya estábamos acostumbrados de los viajes a Estados Unidos con Iberia en clase turista. Además hay una selección de vinos corta pero interesante.

A la ida, sirvieron un gazpacho, un lomo de salmón ahumado con tallarines de verduras (el lomo espectacular, los tallarines un poco aguados y sin textura), y luego yo elegí como principal el muslo de pintada relleno de hígado de pato con piñones, que estaba delicioso y desde luego no parecía comida de avión, y acabé la comida con una mousse de chocolate blanco y almendra con albaricoque, responsabilidad de uno de los chefs de repostería más reputados de España, Paco Torreblanca.

Muslo de pintada relleno de hígado de pato con piñones, exquisito
Muslo de pintada relleno de hígado de pato con piñones, exquisito

A media tarde nos sirvieron un poco de jamón ibérico, fuet y fruta fresca, con lo que el servicio fue estupendo y muy de nuestro agrado, aunque Laura no pudo tomar el gazpacho porque estaba con Eric en brazos. Al menos las mesas plegables de cada butaca eran lo bastante grandes como para poner nuestras dos bandejas en una sola mesa y dejar más espacio para que Eric intentara dormir.

A la vuelta, sin embargo, yo pedí de principal pescado (había halibut, que siempre me gusta bastante) y las dos piezas que venían eran demasiado gruesas y se habían hecho demasiado, con lo que habían quedado muy secas. Luego, en el desayuno que nos dieron poco antes de aterrizar, había dos grandes rebanadas de pan tostado que, a priori, tenían buena pinta, pero que en esos entornos ya se veía que iba a ser complicado hacerlo bien, y en efecto, el pan era incomestible, parecía chicle. De hecho, Laura y yo nos preguntamos que si eso era lo que servían en Business, ¿qué estarían sirviendo en turista?

Así que por mi parte, muy bien a la ida y regular a la vuelta. Esperaba más, sinceramente, con toda la publicidad que han hecho.

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Como resumen, de todas formas, os puedo contar que nos mereció la pena el esfuerzo económico ya que pudimos hacer el viaje más cómodos, no ya para nosotros, sino sobre todo para el pequeño de la casa, que ya que él no decide sobre los destinos vacacionales, qué menos que hacer lo posible porque esté cómodo.

Eso sí, cómo será nuestro próximo viaje, no lo sabemos, porque como pronto hasta Navidad nada, y entonces Eric estará a punto de cumplir los 2 años, con lo que ya tendrá que pagar asiento, lo que por un lado es mejor porque le da su propio espacio, pero con lo que se mueve, no sé yo…

Luis
Luis

Luis es el fundador y director de Japonismo.com, la mejor página web sobre Japón. Tiene un máster en estudios contemporáneos de China y Japón y además es ingeniero de telecomunicación. Antes de dedicarse a Japonismo fue program manager en Google, en Londres.

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2 comentarios

    • Desde luego que sí, Miquel, Eric es lo más bonito del mundo (bueno, para mí jajaja). Un abrazo y gracias por comentar!

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