Todo lo bueno se acaba, y las vacaciones no son una excepción. Este último viaje a Japón, aunque ya sea cosa del pasado, ha sido espectacular. Quizás por la cantidad de sitios nuevos en los que he estado (sí, incluso siendo mi séptima vez allí, quedan millones de cosas pendientes), por la cantidad de trenes nuevos a los que subí, las cosas nuevas de comer que probé…
Como siempre, volví con muchas, muchísimas fotos. Siempre pensando en todo el contenido que vamos a querer crear en Japonismo, pero mientras voy organizando, procesando y, lo más importante, asentando lo vivido, os dejo con un breve resumen visual de 10 días por Chubu y Kansai.
Una de las constantes de este viaje, con tanto sitio visitado, fueron los trenes. Y no sólo shinkansen, claro, sino también trenes locales, expresos limitados, monorraíles, etc. Uno de ellos, que nos llevó de Shin-Osaka a Nagoya, fue este N700A. Una maravilla.

En Nagoya, además de ver templos, santuarios, zonas de marcha, la zona cercana a la estación tiene algunos edificios de arquitectura muy interesante, como la Mode Gakuen Spiral Towers, una preciosidad de edificio que es hermano de la Mode Gakuen Cocoon de Tokio.

Y claro, si te gustan los trenes, no puedes ir a Nagoya y no acercarte al SCMaglev and Railway Park, el nombre oficial que recibe el museo de trenes de JR Central. Poder subir a un shinkansen de la serie 0, ver el Doctor Yellow original (el tren de diagnóstico), o entrar en uno de los coches restaurante de 2 pisos que durante un tiempo llevaron los trenes bala de la serie 100, es espectacular. Y si viajáis con un niño pequeño, como nosotros, es una visita que le encantará.

Otra visita obligada estando en Nagoya es su castillo. Con los bombardeos americanos durante la Segunda Guerra Mundial, gran parte de sus estructuras quedaron totalmente destruidas, y actualmente todavía se pueden ver las obras de reconstrucción. En el interior encontramos un museo, que resulta interesante pese a no tener inscripciones en inglés. Aunque es una pena que no quede nada de la estructura original interna.

Y ya que nos ponemos con castillos, otro muy interesante y muy cerquita de Nagoya es el castillo de Hikone. Más pequeñito que el de Nagoya, pero con un interior más real, con escaleras muy empinadas y preciosas vistas del lago Biwa. Una ciudad además muy paseable y agradable.

Y como no sólo de visitar monumentos tradicionales vive el hombre, ¿qué tal un poquito de anime? Y es que en el parque creado donde estuvo la Exposición Universal de Aichi (2005), encontramos la reproducción de la casa de Satsuki y Mei. Si no sabéis quiénes son estas dos niñas, os recomiendo echar un vistazo al clasicazo de Studio Ghibli y el maestro Miyazaki «Mi vecino Totoro». La casa es perfecta, los armarios se abren y vemos sus futones, su vajilla, su ropa, sus libros… Ideal para ir con niños, pero los mayores disfrutan tanto o más.

Desde Nagoya podemos hacer una excursión para visitar la bella Takayama, en la zona de los Alpes japoneses. Una ciudad también muy paseable, con una zona antigua que es como hacer un viaje en el tiempo, llena de tiendecitas y preciosos templos y paseos siguiendo el curso del río.

Por cierto, no podéis iros de Takayama sin probar la carne de Hida, una verdadera delicia que se derrite en la boca. Lo bueno es que allí son tan conscientes de la calidad de esta carne, que es muy complicado encontrar un restaurante donde no la sirvan :) Y no me invento yo las cosas, mirad la pinta que tiene, con esa fantástica grasa intramuscular… Ay, ya tengo hambre de nuevo.

Y lógicamente, si estás en Takayama, no puedes perderte la villa de Shirakawa-go, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y que, aunque pequeñita, es una maravilla. Además, hasta que no cruzas un puente sobre un río, no ves absolutamente nada, está oculta por los árboles que la rodean, y es entrar en ella y maravillarte con sus espectaculares casas, que no se encuentran en ninguna otra zona de Japón.

Visitar la zona de los Alpes japoneses te da la oportunidad, además, de viajar en tren por entre los valles de la zona, paralelos al curso del río Hida. Y es un viaje que quita el hipo ante los paisajes que se ven. Tan bonito como el destino.

Dejando atrás Chubo y llegando a Kansai, la región que ya visitara en mis dos primeros viajes a Japón, visitamos algunos templos clásicos, de los que atraen a hordas de turistas (como nosotros :D) como el Kiyomizu-dera de Kioto. Sí, hemos estado allí un buen número de veces ya, pero es que es tan bonito que no te cansas. Y eso que ahora el salón principal está en obras de restauración.

Aunque también aprovechamos para revisitar (en mi caso), algún otro precioso templo que, por su lejanía de los enclaves turísticos más típicos, no suele recibir a tanto extranjero. Hablo del precioso Kitano Tenmangu, en pleno barrio de geishas de Kamishichiken. Además allí estaban con su beer garden con maikos y geishas y pudimos ver a una maiko por la calle, cosa bastante difícil debido al escaso número de estas profesionales que quedan en este barrio.

Otra visita que merece mucho la pena cuando paras por Kioto es acercarte hasta Arashiyama, en el oeste de la ciudad. Una zona preciosa entre montañas, con muchísimas barcas que la gente alquila para dar paseos románticos (aunque al final hay tanto overbooking de barcas por el río que uno se pregunta si realmente es tan romántico :D).

Y allí en Arashiyama no puedes dejar de disfrutar del espectacular bosque de bambú. No es demasiado grande y tal vez a alguno le decepcione (como escuchamos decir a unos turistas americanos), pero a nosotros nos encanta.

Y esta vez, por fin, pudimos tachar de nuestra lista de pendientes una visita a la que teníamos muchas ganas: Amanohashidate, un pueblo que para los japoneses tiene una de las tres mejores vistas de Japón, con su lengua de tierra cubierta de pinos uniendo ambos lados de la bahía, con dos miradores en lo alto, uno en cada lado. En las fotos se ve bonito, pero en directo es mucho mejor.

Y llegando ya a Osaka, vieja conocida, aprovechamos para ver cosas que no habíamos visto nunca. Por ejemplo, visitar el Parque Conmemorativo de la Expo de 1970 y su espectacular Torre del Sol, que sin duda los aficionados al manga reconocerán por la obra 20th Century Boys.

Y ya que visitamos algo de hace años, también aprovechamos para visitar algo muy nuevo, el novísimo rascacielos Abeno Harukas en la zona de Tennoji, que tiene un mirador a 300 metros con fantásticas vistas de Osaka, y una zona de terraza para tomar algo, totalmente abierta. ¡Menudo cambio que ha pegado esta zona de Tennoji!

Y pensando también en el pequeño de la casa, y un poco en los mayores, todo hay que decirlo, aprovechamos para pasarnos por Hogwarts a saludar a Harry Potter, en la nueva área temática inaugurada hace muy, muy poco en el parque de atracciones Universal Studios Japan, en la bahía de Osaka. Una gran manera de acabar un gran viaje.

Y claro, el viaje se acaba tal y como empieza, con más trenes. En este caso, para volver de Osaka al aeropuerto de Kansai, utilizando el curioso Rapi:t que, como el aeropuerto, está de cumpleaños ya que hace 2o años de su estreno.

En definitiva, una gran viaje con una compañía genial (¿qué mejor que viajar con la familia?) y con muchas ganas de repetirlo. Ya, si ya sé que estamos recién vueltos. Pero ya hay ganas de volver a Japón. ¿Verdad que no sorprende?
Un verdadero descubrimiento las nuevas rutas japonesas que muestras.
Enhorabuena, Luis y familia, por el pedazo de viaje y por contarlo.
Un abrazo
wheel
Muchas gracias Eva!!! Fue un viaje fantástico :)
Muy chulo el viaje. Es curioso como Japon es el pais definitivo por redescubrir permanentemente, da igual las veces que vayas.
Los Alpes Japoneses son mas que recomendables.
Y Takayama… efectivamente el centro te retrotrae a la epoce Edo. POR LO MENOS.JEJEJEJE.
Demandamos monografico sobre trenes YA!!!! jejeje.
Un saludo Viajero. Mucha envidia.
Muy de acuerdo, Manu. Japón es para redescubrirlo una y otra vez. Incluso la misma ciudad :) Al menos en esta ocasión estuve en (algunos) sitios nuevos :)
Lo del monográfico trenero lo tengo en mente, descuida jajaja